Cualquier gobierno acumula en diez años en el poder
un rosario de
reclamos que terminan
expresándose inevitablemente en el cuarto oscuro,
pese a los éxitos obtenidos durante su gestión
En
las urnas, pesaron más la inflación,
las restricciones al atesoramiento
de dólares
y las denuncias de corrupción, que la innegable prosperidad
conseguida desde 2003 hasta hoy
Como en 2009
los opositores volvieron a pronosticar un fin de ciclo
y
a exigir cambios en las políticas oficiales,
a lo cual la presidenta
respondió con su intención de abrir un debate
sobre el modelo con los
"titulares" y no con los "suplentes"
Es saludable que la jefa de Estado
se muestre dispuesta al diálogo
con los agentes económicos, pero en
verdad, es impensable
que surjan de allí modificaciones esenciales a una
política que,
pese a sus achaques, demostró ser capaz de crecer
durante
una década a un ritmo promedio superior al 7 por ciento anual,
reducir
drásticamente el desempleo del 23 al 7 por ciento y bajar la pobreza
Buena parte de estos logros se produjo
mientras el capitalismo sufre
su
peor crisis a nivel mundial
Cuando el gobierno ratifique
finalmente su intención de profundizar
el modelo en vez de cambiarlo radicalmente,
los opositores repetirán
seguramente
que el gobierno
no escucha sus reclamos
Pero más que de
sordera,
se trata en verdad de dos proyectos distintos
El antikirchnerismo bate el parche con la inflación,
pero no dice que
para controlarla con métodos ortodoxos
es preciso aplicar un plan de
estabilización
que tiene costos sociales elevadísimos
Sostiene que el
gobierno se ha desentendido,
o más aún, que niega la inflación,
pero lo
cierto es que se niega a darle
a la sociedad la amarga pócima del
ajuste
No es que el gobierno no escuche el
reclamo de los sectores de ingresos fijos
que son los más perjudicados
por las remarcaciones,
sino que optó por pagar ese precio a cambio del
crecimiento
El gobierno no provoca la inflación
como le endilga la oposición,
sino que la padece políticamente en las urnas
Son los empresarios los
que apelan
al expediente de la remarcación
en lugar de satisfacer la
mayor demanda
con inversiones tendientes a aumentar la oferta
En un
clima de expansión del consumo promovido por el salario,
es difícil
entender por qué no aumenta la oferta
de un modo que calme a los
precios
Los opositores medran electoralmente
batiendo el parche de la
inflación
Claman por frenar el flagelo,
pero no se atreven a decir claramente
que,
en términos ortodoxos,
sólo es posible frenar la inflación
con
menor consumo, es decir,
con salarios y jubilaciones más bajas
Proponen
una tregua que se parece a la paz de los cementerios,
porque
efectivamente los precios se frenarían ante
la merma de consumidores en
capacidad de pagarlos
El menemismo es un ejemplo
claro y cercano del costo social
de un
plan de estabilización:
consiguió frenar el alza de los precios en 1991
con la convertibilidad,
pero la experiencia terminó con una cuarta parte
de la mano de obra activa desempleada
En diez años, el modelo
neoliberal
trocó la hiperinflación por hiperdesempleo
En un lapso
similar, el kirchnerismo
logró poner en marcha a la industria, crecer a
niveles inéditos,
reducir la desocupación y bajar la pobreza,
pero a
cambio reapareció la inflación
Para controlar el flagelo y satisfacer las demandas de estabilidad
expresada en las urnas, el gobierno tendría que cambiar de signo
Debería abandonar su razón de ser
y adoptar precisamente las políticas
de las cuales reniega
y a las cuales denunció desde un principio
como
causantes de muchos males
Las estadísticas demuestran
cómo fue creciendo la
inseguridad
a medida que aumentaba el desempleo
durante el menemismo
Los precios estaban calmos,
pero cada vez más argentinos
eran arrojados a
la marginalidad
Muchos cruzaron los límites
y no todos volvieron a la
legalidad
cuando la situación social mejoró
Atravesados ciertos
límites,
el retorno es sumamente difícil
El gobierno sabe que tampoco
en esta
materia existen soluciones mágicas,
sino que se trata de un cóctel de
trabajo, educación,
policías honestos y jueces justos
No hay solución en el corto plazo
Si
se decidiera brutalmente militarizar la sociedad,
no es improbable que
los muertos
fueran más de los que se intenta evitar
También dijeron los asesores económicos de
Sergio Massa que el
gobierno
debería "aprovechar"
la abundancia de capital financiero
existente en el mundo
pero el gobierno prefiere pagar deuda
con
reservas internacionales
porque la Argentina debería oblar tasas de
interés usurarias
para obtener dinero fresco, en virtud del default
al
cual se llegó precisamente después del abuso
de reiterados préstamos y
refinanciaciones
para pagar la deuda externa
El gobierno se ha limitado a "vivir con lo nuestro"
y sólo acepta
tomar asistencia internacional
para proyectos productivos,
pero no para
pagar la hipoteca externa
que heredó y contribuyó a disminuir en
términos de PBI
Prefiere pagar el costo de restringir el acceso al
dólar,
los engorros de limitar las importaciones y saldar deuda
con
reservas internacionales antes
de salir del problema con crédito
externo
En términos políticos
probablemente le hubiera
resultado más
conveniente
tomar financiación externa que,
en última instancia
la
pagarían las administraciones venideras
pero prefirió aferrarse a una
estrategia
que es central para el modelo
En suma, no es improbable que se produzcan
algunos cambios a partir de
las propuestas
de los actores económicos o que sean motorizados
por el
propio gobierno en atención al mensaje de las urnas
Pero es impensable
que el gobierno persiga metas antiinflacionarias
o "toque" el tipo de
cambio como proponen algunos opositores
Porque es cierto que debe
tratar de desentrañar
por qué perdió media docena de puntos a nivel
nacional
en relación con la peor elección legislativa que fue la de
2009
Pero no puede olvidar que una cuarta parte de los votantes
siguió
adhiriendo al modelo, pese a los efectos no deseados
A ellos se debe
Alberto Dearriba
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