sábado, 17 de agosto de 2013

"juremos no dejar las armas o morir con ellas como hombres de corage"



 
Compañeros del exercito de los Andes:








La guerra se la tenemos de hacer
del modo que podamos:


sino tenemos dinero,
carne y un pedazo de tabaco
no nos tiene de faltar:


cuando se acaben los vestuarios,
nos vestiremos con la bayetilla
que nos trabajen nuestras mugeres,


y sino andaremos en pelota
como nuestros paisanos los indios:
seamos libres,
y lo demás no importa nada...










Compañeros,
juremos no dejar las armas de la mano,
hasta ver el país enteramente libre,
o morir con ellas
como hombres de corage


San Martín



25 de febrero de 1778 - 17 de agosto de 1850




Su exilio

San Martín y su hija se instalan en París
para que Mercedes complete sus estudios

San Martín atraviesa en Europa una difícil situación económica



Del gobierno argentino no puede esperar nada y ni el Perú ni Chile
le pagan regularmente los sueldos que le corresponden como general retirado


"No esperemos recompensas
de nuestras fatigas y desvelos"



Vive de la escasa renta que le produce el alquiler de una casa en Bs As
y de la ayuda de algunos amigos, como el banquero Alejandro Aguado
que lo ayuda para poder comprar su casa de Grand Bourg
donde pasa sus últimos años





 Su legado


En 1838, durante el gobierno de Rosas,
los franceses bloquearon el puerto de Bs As


Inmediatamente José de San Martín le escribió
a don Juan Manuel de Rosas ofreciéndole sus servicios militares


Rosas agradeció el gesto y le contestó que podían ser tan útiles
como sus servicios militares las gestiones diplomáticas
que pudiera realizar ante los gobiernos de Francia e Inglaterra


Al enterarse del bravo combate de la vuelta de Obligado,
el 20 de noviembre de 1845, cuando los criollos enfrentaron
a la escuadra anglo-francesa, San Martín volvió a escribirle a Rosas
y a expresarle sus respetos y felicitaciones:


"Ahora los gringos sabrán
que los criollos no somos empanadas
que se comen así nomás sin ningún trabajo"


San Martín para ese entonces estaba muy enfermo
 Sufría asma, reuma, úlceras y estaba casi ciego


Su estado de salud se fue agravando



En su testamento pedía que su sable fuera entregado a Rosas


"por la firmeza con que sostuvo
el honor de la república


contra las injustas pretensiones
de los extranjeros
que trataban de humillarla"


Solicitó además que su corazón descansara en Bs As









HOMENAJE


 espacio abierto






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