Odio






Mafia
 Luis Bruschtein




El antikirchnerismo
en las redes sociales
 
Se expresa con un grado de barrabravismo
 de linchamiento que atemoriza
 
porque en muchos casos es evidente
que se trata de personas comunes
 
que en sus vidas cotidianas no asumen
esas formas de violencia tan prepotente,
tan insultante y sobre todo tan amenazadora
 
 
 

 
En algunos programas de televisión
que reúnen a periodistas y dirigentes de la oposición,
se habla en esa intimidad de sus adversarios políticos
 
 
 
 
 
 
con el mismo tono degradante y violento,
 se exageran el desprecio y el odio, con lo cual se genera
un ambiente amenazante “contra la mafia” o contra los “KK”,
que son aquellos con los que disputan democráticamente en política
 
 
 


 
Las diferencias políticas entre oficialismo y oposición no justifican
ese grado de rabia, esa crispación desaforada
que no se sintió siquiera cuando a este país lo gobernaron dictaduras
 
Entre las emociones lógicas que pudieran despertar las diferencias
y las que realmente pone en juego gran parte
de la oposición o esos activistas anónimos de las redes sociales
hay una distancia muy grande
 
 
 
Esa diferencia solamente puede explicarse
por oportunismo o por la acción de los grandes medios
y la irresponsabilidad de confundir shows mediáticos
con programas periodísticos
 
Ese despropósito de donde salen muchas de las barbaridades
improbables y absurdas
que después se amplifican en los shows paraperiodísticos
y que para muchos pasan a constituirse en verdades consumadas

 
 
 
 
 
Se crea un clima muy peligroso
 
 
 
 
La dictadura fue el hierro candente que rompió la ilusión
de sociedad civilizada, pacífica y razonable
que subyacía candorosamente en las ansiedades
por genealogías europeas de las capas medias urbanas

Ese desencuentro con una falsa imagen propia
que produjo el espejo de la dictadura llegó más allá en el pasado
para descubrir una parte de la historia que se cimentó
con violencia brutal, al igual que la historia de todas las sociedades,
europeas, asiáticas o latinoamericanas
 
Una zona intelectual infantilizada de los argentinos
había llegado a creer que la violencia
tiene su origen en la ignorancia del pueblo
 
 
 
 
 
Es decir, que la ignorancia convierte al pueblo
en una horda violenta cuando en realidad
lo convierte en víctima de la violencia

La idea de que lo popular resulta violento
por su ignorancia y que las elites no porque son civilizadas
está enraizada en ese sentido común 
 
que floreció en la generación de los ’80
y en los primeros esbozos republicanos y democráticos de la Argentina
 
 
 
 
 
 
La idea de elite está asociada a culto y ciudadano
 
Lo popular se asocia a ignorante, chusma o populismo
 
Después de las guerras civiles,
los primeros esbozos republicano
no llegaron de la mano de grandes revolucionarios,
sino de un pensamiento conservador y elitista
 
Los conservadores argentinos que construyeron
esas primeras formas republicanas
fueron al mismo tiempo grandes intelectuales
 
Eran conservadores, pero modernistas:
estaban con el progreso,
siempre que fuera controlado
por una elite acomodada
 
 
 
 
Ese sistema de ideas
 
generó una sociedad
con fuertes tensiones
 
donde cada logro social
se ganó contra feroces represiones
 
y cuando eso no alcanzó,
 entonces
 
estuvieron las dictaduras militares
 siempre en nombre de la democracia





El germen de la violencia
  fue instalado por esas elites cultas
y no por el pueblo supuestamente ignorante
 
Sin embargo,
a todos los movimientos populares
se los acusó de violentos o autoritarios,
igual que a los gobiernos democráticos de raíz popular
 
 


 
 
Esas asociaciones entre popular-ignorante-violencia
o elite-ciudadano-culto están en la piedra basal
de las primeras formas republicanas
que planteó el proyecto de la Generación del ’80
 
Y esa mirada ideológica histórica mantuvo hilos subterráneos
de contacto con el sentido común de capas medias urbanas
que encajaban a la perfección en esa ambigüedad del conservador
que quiere el progreso y del que se asume autoritario
para preservar la democracia

 
 
 
Cosmovisión
que se asentaba
 
en un esquema agroexportador que chocó
con un modelo de sustitución de importaciones,
más industrializador,
que implicaba valoraciones diferentes
de lo popular y lo ciudadano
 
 
Así como la naturaleza
del modelo agroexportador ha sido elitista,
la del de sustitución de importaciones ha sido,
por necesidad, más democrática y participativa
 

 
Hay un pensamiento,
que se asume incluso como progresista,
que antagoniza de manera excluyente
esas dos vertientes de la historia

 
Es decir, lo obrero y lo popular tienen que ser
como ellos quisieran que sean,
igual que lo democrático y lo republicano
 
 
Obviamente, pensar así los lleva por lo general a encolumnarse detrás
de las propuestas conservadoras y oponerse a las corrientes populares

 
 
 
 
Durante los primeros gobiernos peronistas
el antagonismo y el odio
 
 
 
 
fueron la expresión más cruda de una oposición
que se sentía naturalmente violentada
por la irrupción de una cosmovisión tan ajena
 
en la que el pueblo y los obreros no actuaban como debían y,
por lo tanto, los grandes logros sociales y económicos
no podían ser tales sino mentiras y propaganda
por parte de una mafia desquiciada
 
Lo veían tan diferente a su “normalidad”
que sólo podían entenderlo como desquiciado

Se acusó de autoritario,
mentiroso y ladrón a ese gobierno
 
Y las capas medias que se asumían
como la veta ciudadana más democrática de la sociedad
aceptaron conspirar junto a los sectores más reaccionarios
 
Consiguieron instalar un régimen más brutal y represivo
de lo que nunca pudo ser el peronismo y que pugnaba
por desmontar toda progresividad social
 
Un régimen que torturó, fusiló, reprimió,
encarceló, proscribió, censuró,
dio golpes de Estado y fue escalando de esa manera
una espiral de brutalidad y autoritarismo
 
 
 
 
hasta que casi treinta años después una generación,
muchos de cuyos integrantes
eran hijos de aquellos conspiradores antiperonistas,
fue masacrada, tras ser arrastrada a la confrontación violenta
contra ese régimen hipócrita y despótico

El lenguaje que está utilizando
gran parte de la oposición da a entender
que si triunfa habrá persecución,
cacería de brujas y revanchismo
 
 
 
 
Cuando se hacen acusaciones generalizadas
sin pruebas o se califica de mafia
a un proyecto político
que tiene mucho respaldo en la sociedad,
 
esa parte numerosa de la sociedad entiende
que será perseguida por lo que piensa
si ganan esos opositores
 
la gente tiene razón de pensar así,
porque ya sucedió otras veces en la historia
 
 
 
 
Si este gobierno tuviera presos políticos,
reprimiera a fuego las manifestaciones
o fuera campeón de los decretos de necesidad y urgencia
y de los vetos que acallaran a la oposición,
 
habría que aconsejarle que abandonara
esas prácticas para bajar la presión
 
 
 
 
 
En este caso le corresponde
a la oposición
 
 
asumir
un discurso más político
 
si no quiere
invocar nuevamente a la tragedia