Privilegios
El lobby financiero de los Estados Unidos
obtuvo un nivel
de desregulación incontrolable
que precipitó la crisis que hoy paga el
mundo entero
La corrupción,
entre la realidad social y el escándalo mediático
Para los medios,
el caso resulta más atractivo que el problema de fondo:
en policiales como en sociedad, como en cultura, como en política
Pero la corrupción no es una colección de anécdotas
sino una característica estructural del capitalismo moderno,
en todo el mundo
El espectáculo
La codicia es uno de los siete pecados capitales,
esta práctica atraviesa tanto los tiempos que parece merecer mejor enfoque,
y en esta instancia del capitalismo
se ha constituido en un elemento estructural del sistema
En los medios se habla mucho sobre corrupción
pero rara vez se ubica el tema en su contexto
Da más rating plantearlo como una cuestión de voluntarismo,
algo que se puede barrer si se quiere,
y no como un problema estructural de la sociedad capitalista contemporánea
Salgamos de esa falacia:
¿qué es lo que se denomina corrupción sistémica?
Alejandro Drucaroff
Hablar de corrupción hoy sin considerar el mundo globalizado,
los mecanismos de distribución de la riqueza y de apropiación de la renta
y sus efectos sobre el poder implica perder el sentido del tema
También a nivel de nuestro país
Este fenómeno, vinculado al poder desde que el ser humano habita la Tierra,
se ha acrecentado en las últimas décadas dado el grado extremo de desigualdad:
en tal concentración, la corrupción afianza su camino
Alejandro Drucaroff
abogado de la Universidad de Buenos Aires (UBA)
e investigador en temas de responsabilidad y ética públicas
Desde lo jurídico, agregaría un primer concepto interesante:
existe un pequeñísimo grupo,
lo que el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz
califica en su último libro, El precio de la desigualdad,
como prácticamente una impunidad consolidada durante años
que lleva a una situación de inmunidad
Y no es un juego de palabras
¿Coincide con esta visión
sobre la corrupción como problema público?
Sebastián Pereyra
A partir de la desigualdad podemos ir hacia otros temas
que hacen a la discusión de la corrupción: la ética pública,
el financiamiento de la política, el funcionamiento y las capacidades estatales
Sebastián Pereyra
politólogo de la UBA doctorado en Sociología de la Escuela
de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la Universidad de París,
investigador del Conicet y profesor de Teoría Social
en la Universidad Nacional de General San Martín (Unsam),
además de autor de Política y transparencia, la corrupción como problema público
Una de las preguntas es cómo fue, en el caso de la Argentina
y de otros países también,
que llegamos a discutir tanto con un vocabulario relativamente escaso
como es el de la corrupción
cómo fue que la corrupción adquirió una centralidad
cada vez más importante en la política nacional,
en el caso de la Argentina en los últimos veinte años,
y cómo eso se vincula a procesos
de orden internacional con fenómenos parecidos
Alejandro Drucaroff
Un tercio de los dineros del mundo circula por los paraísos fiscales,
algo por definición ilícito: ¿cómo puede haber un paraíso contra el fisco?
¡Un tercio! Todo el dinero del tráfico de armas y de drogas
Toda la corrupción rica y privada,
ya provenga de defraudaciones personales
o fundamentalmente de la evasión fiscal
Este problema, al cual debiera apuntar el liderazgo mundial,
se menciona alguna vez en una declaración del G20 o del G8,
acaso hoy un poco más porque el nivel de ajuste hacia abajo
es tan tremendo que se exige alguna explicación
de por qué no pagan los que más tienen,
quienes además generaron la crisis
Eso es corrupción. Claramente: corrupción
En un magnífico libro, El ataque contra la razón,
el ex vicepresidente de los EE UU Al Gore denuncia
que el 60% del tiempo de los legisladores en Washington
se va en garantizar los fondos para la siguiente campaña electoral
Si la base de la campaña electoral es el dinero,
debemos preguntarnos sobre cuán genuina es la democracia
de la que estamos hablando
Esto no significa que no haya que plantear la función pública
desde la base de la idoneidad, la ética y la eficiencia
Estos conceptos están en la ley argentina,
que incluso establece la responsabilidad patrimonial
a título personal para el funcionario;
ni hablemos del que fleta un avión para ir al cumpleaños de la abuela
Este tipo de cosas son importantes,
pero no podemos perder la perspectiva sistémica
Sebastián Pereyra
Hay que pensar qué lugar ocupan los escándalos
en esa visión sobre las prácticas políticas,
qué lugar ocupa el periodismo en la crítica,
sobre todo los expertos o voceros de la anticorrupción
Pensar la matriz de la corrupción desde la lógica de los escándalos
tiende a generar un énfasis que hace perder de vista otros elementos
La anécdota de la conducta particular de un funcionario
habla del estatus moral de esa persona
Pero desde inicios de los años '90 a nivel internacional
se empezó a discutir la corrupción como un problema de orden global:
hubo un trabajo serio para pensarla en términos sistémicos,
con elementos que salieran de la lógica del sistema penal
y la punición de los casos particulares
Hace varias décadas se intenta esto
y sin embargo se tiende a concentrar los escándalos políticos
en una idea de corrupción con un personaje de estatus moral degradado
y una persecución penal como clave para su combate
¿cómo combatir la idea de la corrupción sistémica en la Argentina?
Alejandro Drucaroff
Yo empezaría por el lobby porque, en realidad,
donde está legislado actúa todavía peor
Se debería proscribir la idea de lobby
En los EE UU, por ejemplo, una reciente investigación del FMI
determinó la relación directa entre el lobby del sistema financiero
(quizás el más poderoso del mundo, junto con el de los medicamentos)
y la obtención de modificaciones sustanciales
en el régimen de contratación de productos financieros,
como ellos lo llaman; para mí, la expresión es un disparate grotesco
Sebastián Pereyra
Un disparate del que después surgen derivados y modelos matemáticos
que solamente conocen los que los hacen
El organismo de control de las sociedades financieras estadounidenses
tuvo serios problemas para ejercer sus funciones
porque no sabían exactamente cómo eran los productos
Eso surgió de un lobby muy fuerte que consiguió un nivel de desregulación
que permitió apalancamientos escandalosos:
con la plata hacer más plata y más plata y más plata;
sucesivas multiplicaciones de dinero que no existe
y que llevaron a esta crisis financiera internacional
El mundo entero paga hoy un efecto del lobby financiero:
la modificación de las normas en función del interés
de grupos económicos gigantescos
Ahí tenemos corrupción, en el nivel de la palabra más alto y claro
Pero lamentablemente eso interesa menos a los medios
que si el presidente del Senado brasileño fleta un avión desde Brasilia
para ver los partidos en el Maracaná
¿Pero adónde apuntamos para tratar de resolver el problema?
Hablar de transparencia en el nivel más bajo es obligado,
pero el modelo va de arriba para abajo
Habría que armar un lobby para justamente volver a pensar
los términos en los que discutir políticamente el problema
Cuando uno piensa qué introduce esta idea de la corrupción como matriz,
ve claramente que carga las tintas sobre la clase política,
identificada como un actor relativamente autonomizado de los intereses sociales
La corrupción ha logrado nombrar pero al costo de reducir las cuestiones:
si hablamos de problemas de representación,
podríamos discutir muchos elementos de orden diverso,
y no si los políticos son corruptos en su mayoría
Hay un doble juego en el que la corrupción vuelve de manera cíclica
porque hace foco sobre las cuestiones de la relación
entre los representantes y los representados que siguen siendo importantes,
como si los políticos representan los intereses de grupos sociales específicos
Pero nombrar así esos malestares de la representación
los acota a un problema particular:
conductas legales o ilegales, legítimas o ilegítimas
¿Pero cómo se hace para que esto penetre en el debate cotidiano?
Alejandro Drucaroff
Tenemos la certeza sobre la corrupción sistémica
y su vinculación con decisiones del poder político y el económico
Me incomoda mencionar que Jorge Lanata
empieza a generar un formato, con información en casos periodística
y en otros provista por agencias o ex agentes de seguridad,
que nunca permitirá discutir este tema en serio
Sebastián Pereyra
El tipo de procedimiento espectacular que Lanata
hace en la actualidad se inventa los años ’90,
cuando adquiere centralidad esta intervención política de actores
que no pertenecen al campo político:
periodistas, expertos o figuras de organizaciones de la sociedad civil
Pero si la ponemos en perspectiva,
la lógica actual de debate sobre la corrupción se centra casi exclusivamente
en el escándalo como espectáculo
Un escándalo no es lo mismo
que una investigación periodística que desencadena un escándalo
Si pensamos en países europeos fuertemente sacudidos
por la corrupción durante los años ’90,
no es lo mismo que un escándalo desencadene una investigación judicial,
como en América latina,
o que un escándalo sea el corolario de una investigación judicial
¿Cuál sería la agenda que hoy la ciudadanía argentina
podría visualizar como algo que le permita pensar
la corrupción de otras maneras?
Alejandro Drucaroff
Uno de los grandes problemas es el funcionamiento pésimo de la Justicia
Las pocas veces que se encara la corrupción,
se lo hace sólo desde el punto de vista de la responsabilidad penal,
los delitos y sus penas; una parte importante,
sobre todo si se considera que el promedio de duración
de las causas en la Argentina es de catorce años
Pero existe otra faceta que puede ser más veloz y es más importante:
la recuperación de activos, por supuesto encarada no sólo contra el funcionario
sino contra el participante del lado privado, quien motoriza la corrupción,
porque seguramente no la habría sin el aporte privado
Hay que impulsar que el Estado persiga la recuperación de esos activos
Yo hago centro en el patrimonio
porque el dinero es el altar ante el cual reza esta sociedad
Si realmente se instituye la idea de que el corrupto público y privado,
el que se queda con el dinero, corre el riesgo de devolverlo,
estaríamos frente a un cambio.
La mirada y los medios
Alejandro Drucaroff
Por esas construcciones simbólicas,
cuando uno imagina a un empresario que se acerca a un político
se lo imagina pensando en qué puede obtener
como beneficio extra a la hora de un contrato público
En ese imaginario no es exclusivo de este tiempo ni de este país
Cuando la prensa elude ese contexto, vulnera el derecho a la información
¿Cómo debe tratar el periodismo el tema de la corrupción
para cumplir con el mandato básico de este oficio,
tratar de decir la verdad,
generar información creíble y chequeada,
en lugar de hacer del escándalo algo verosímil
aunque se carezca de elementos para creer en él?
Analía Argento
Me siento muy cómoda porque siento que trabajo con responsabilidad;
soy la autora de lo que quiero contar y puedo contar la historia como quiero
Eso es algo que los periodistas debemos defender mucho
Analía Argento
editora política de El Cronista
Hace unos años, cuando daba clases en una universidad y en un instituto,
enseñaba periodismo de investigación, unos alumnos muy jovencitos,
de veinte o veintidós años, me plantearon:
“¿Para qué discutimos tanto si lo que hay que hacer
es lo que el medio le dice a uno?”
Les expliqué que más allá del condicionamiento
que uno pueda tener en un medio, uno es un periodista
Quizás cuando se arranca uno se siente tímido y no se planta a los jefes,
pero creo que en cada lugar donde uno esté,
coincida o no ideológica o periodísticamente con la empresa,
siempre tiene un margen, una grieta para dar las batallas en las que cree
Daniel Míguez
Como decía Analía de las investigaciones
y lo que le planteaban sus alumnos: son acuerdos
Hasta ese momento, Clarín tenía un equipo de investigaciones
que trabajaba y el 90 por ciento de sus propuestas eran rechazadas
por los editores o las autoridades
Esto muestra cómo los medios a veces juegan y a veces no
A principios de los ’90, Página/12 investigaba y sacaba a la luz muchos hechos
de la corrupción menemista; en ese momento yo estaba en Clarín
y teníamos que leer Página/12 antes porque no podíamos publicar esas cosas
Analía Argento
Estas cosas me generan la duda
sobre cuándo uno debe hacer lo que considera como periodista
y cuándo uno termina por ser funcional
¿Qué clase de dilema constituyen las fuentes para el periodista?
Analía Argento
A veces uno en un medio es funcional o a otros,
porque una nota también la levantan distintos medios quizás con otros intereses
que no coinciden con los míos
Por eso creo mucho en la responsabilidad y en el trabajo de cada uno
para sostener una ética, aunque uno no tenga firmado un compromiso de ética;
para volver al sentido común y a la ética de cada quien,
las cosas como deben ser, más aún ante los intereses de otros
No sólo los estudiantes creen que los periodistas trabajamos para el medio:
también lectores, radioescuchas, televidentes piensan que es así
Daniel Míguez
Edgardo Petrone ingresó en el diario Crítica en 1928
luego de que Natalio Botana le pidiera un editorial sobre Dios,
y él preguntó “¿A favor o en contra?”
Daniel Míguez
periodista
Noto algo así instalado en los chicos de la universidad:
que el periodista casi no tiene margen de autonomía de la empresa
Con el debate sobre el periodismo militante todo esto se reactivó:
quién es militante y quién es independiente
Hay militancia ideológica y militancia por intereses económicos,
intereses más banales, incluso por hacer carrera
La línea editorial que marca un medio de comunicación
que te emplea es muy determinante, pero no creo que te sujete en un 100 por ciento
Por lo menos uno tiene que dar la pelea:
el contrato del periodista es con el pueblo, no con su empleador;
a su empleador lo une una prestación laboral por un salario,
pero su compromiso moral es informar de la manera más ecuánime posible,
con honestidad intelectual
Analía Argento
En un momento de mi vida decidí que empezaba a elegir qué hacía y qué no,
y lo pagué, porque estuve mucho tiempo sin trabajar en periodismo
Pero yo había decidido que los sapos me caían indigestos
Ahora, a veces, me los como; es la realidad
Pero, como dice Daniel, el problema es cuando un periodista
no se da cuenta o, peor, le da igual
Sufro mucho algunas cosas que nos pasan como periodistas,
las sufro en el cuerpo; lo que me equilibró la cabeza es pensar
que aunque uno no gane todas las batallas, uno tiene que saber que las da
Por eso es muy sano, mucho de lo que hoy ocurre en el periodismo
Hoy todos tenemos una lectura más crítica:
la gente elige a quién escucha y a quién no,
y los periodistas también nos cuestionamos, aunque nos peleemos entre nosotros
Básicamente surge algo sano: nos hacemos preguntas
Porque cuando dejamos de hacernos preguntas
desaparece la inquietud que sostiene la vocación del periodista
Un problema posible que genera esa impresión es que,
en mi opinión, los organismos de control están fallando
No tengo tanto miedo a la corrupción porque corrupción hay en todo el mundo
y en todas las profesiones: en las naciones grandes y en las pequeñas,
entre los empresarios y en el sector público, en las campañas políticas y en el poder
Pero sí creo que es necesario fortalecer
los mecanismos de control en cada una de las áreas
Eso hace bien no sólo a los ciudadanos y al sistema, sino también a la gestión
Esa es la mejor manera de proteger a quien se quiere, en todos los órdenes
Y si en algún momento el periodismo fue quizás intocable,
por el lugar que ocupó dado los problemas de las instituciones
tras lo que nos ocurrió en Argentina durante el terrorismo de Estado
y los arduos años de la recuperación democrática,
es algo que también debemos empecemos a discutir:
no escapamos al contexto de nuestra sociedad
ENTREVISTA DE EDUARDO ANGUITA
Miradas al Sur
OPINION
espacio abierto
El debate actual parte de una enorme hipocresía:
todos saben que la corrupción
es un componente fundamental y creciente de nuestra vida pública
Lo más curioso a estas alturas
es que solo se culpabiliza a la clase política
y se buscan explicaciones en el excesivo intervencionismo del Estado
Lo que se viene a decir es que para luchar contra la corrupción
hay que reducir el peso del Estado y su capacidad para regular eficazmente la economía
Es decir, se invierten las causas
y se busca darles todo el poder a los que han causado las sucesivas crisis,
a los que han capturado a la clase política y a los que,
de nuevo, saquean masivamente las arcas públicas
.