SIP Informe

Un paseo por la historia de la SIP

Mariano Hamilton

La Sociedad Interamericana de Prensa se pensó en 1926,

en Washington

Pasaron 16 años hasta que se creó en México la Comisión Permanente, y 17 hasta que, en La Habana, se presentó formalmente en 1943. En La Habana de Fulgencio Batista

 

Los objetivos generales de la SIP dicen:  

1. Defender la libertad de prensa donde quiera que se impugne en las Américas. 

2. Proteger los intereses de la prensa en las Américas. 

3. Defender la dignidad, los derechos y las responsabilidades del periodismo. 

4. Alentar normas elevadas de profesionalismo y conducta empresarial. 

5. Promover el intercambio de ideas e información que contribuya al desarrollo técnico y profesional de la prensa. 

6. Alentar un conocimiento amplio y un mayor intercambio de información entre los pueblos de las Américas en apoyo a los principios básicos de una sociedad libre y de la libertad individual. 

Hoy la SIP tiene mil 300 miembros desde Ushuaia hasta Alaska con una circulación de diarios y revistas que alcanza aproximadamente los 43 millones de ejemplares por día.
 
La SIP respaldó alternativamente a varias dictaduras del continente y recién en 1994 se planteó como entidad, en la Declaración de Chapultepec, la importancia de la democracia. Repetimos, en 1994. En aquel Congreso se llegó a la conclusión de que “ninguna ley o acto de gobierno puede limitar la libertad de expresión y de prensa, sin importar el medio de que se trate”.

La Declaración posee diez principios para que una prensa libre cumpla su papel esencial en la democracia. “Prensa libre”, curiosa manifestación que proviene de los dueños de los monopolios que constantemente se oponen a la voluntad de los pueblos de elegir a sus representantes. Y más curioso aún es que recién en 1994 se hayan dado cuenta del valor que tiene un sistema político republicano y democrático.

Pero bueno, hasta aquí todo muy lindo. Un cuento rosa que suena bien a los oídos y que todos queremos creer y suscribir. ¿Quién puede estar en contra de la libertad de expresión?, por más ambigua que pueda ser esa manifestación. Porque, ¿qué es la libertad de expresión en manos de los dueños de los medios? Y si encima a eso le sumamos que la SIP es una entidad mafiosa que sólo buscan disciplinar a los Estados que osan enfrentarse a los dueños de las corporaciones periodísticas, es decir al poder real de las democracias occidentales. 

Los ejemplos valen mucho más que mil palabras para conocer el pasado de la SIP y su carácter conspirativo y antidemocrático: el 28 de noviembre de 1971, El Mercurio de Chile publicó una carta del por entonces presidente de la SIP, el dominicano Germán Ornes, dirigida al presidente de Salvador Allende. En esa carta, Ornes le decía a Allende que “el periodismo continental” estaba “preocupado” por el proyecto de estatizar una fábrica de papel

Allende respondió: “El pueblo de Chile y su gobierno no aceptan tutores ni consejeros, menos aún cuando se trata de organismos que, como la SIP, ni siquiera respetan la libertad de expresión en sus propias deliberaciones”. En este marco, El Mercurio, propiedad de Agustín Edwards -era vicepresidente de la SIP-, no salió un día alegando amenazas y clamando por la falta de libertad de expresión en el país. Lo que pasó después con el gobierno de Allende ya todos lo conocemos.

Cualquier relación con los reclamos y situaciones que estamos presenciando hoy en la Argentina es mera coincidencia

Hay otros ejemplos de presiones de este grupo de propietarios de los medios a gobiernos democráticos. En 1951 al escritor y periodista venezolano Miguel Otero Silva, dueño de El Nacional de Caracas reclamaba por un informe de la SIP en el cual “se le dedicaba 80 ó 90 por ciento de su contenido a relatar los atropellos cometidos por Perón contra la libertad de expresión pero definía al nicaragüense Anastasio Somoza "como un ángel tutelar de la libertad de pensamiento”. Ya en el año 2000, el diario uruguayo La República y la revista Posdata renunciaron a la SIP al enterarse que el ex director de prensa de la dictadura militar en Uruguay que gobernó ese país entre 1973 y 1985, Danilo Arbilla, había sido nombrado presidente de la SIP.

En 2005 Arbilla cargó contra el gobierno de Néstor Kirchner, a quien acusó de "manejar la publicidad de manera selectiva" y "tratar con desconsideración" a los medios de comunicación. Kirchner, por entonces, ni lerdo ni perezoso, recordó el historial de Arbilla

La SIP, luego de ese episodio de 2005 en la Argentina, se ocupó sistemáticamente de cuestionar la libertad de prensa en Bolivia, Ecuador, Argentina y Venezuela, es decir el eje del mal latinoamericano creado por Estados Unidos y la derecha reaccionaria.

En el caso de Venezuela hay que mencionar al pasar que la SIP; en abril de 2002, avaló el fallido golpe de Estado generado desde los medios de comunicación contra el presidente Hugo Chávez

Es más que evidente que la SIP se empeña en hablar en nombre de los periodistas, pero como ya todos sabemos, se trata de una organización que representa a los dueños de los medios. La SIP se arroga el derecho de decidir quién viola y quién respeta la libertad de expresión y se presenta como la defensora de la prensa independiente. Vistos los ejemplos narrados, habría que preguntarse: ¿prensa independiente de qué? Y nosotros respondemos: independiente de los intereses de la gente, independiente de la democracia, independiente de la voluntad popular