domingo, 11 de agosto de 2013

H.I.J.O.S. Editorial 109: La lucha que nos parió








Las palabras nombran
lo que dicen y lo que ausentan
 
El lenguaje es ideológico,
construye un relato social que grita,
habla, calla, susurra, asusta o abraza
 
 
 
 
 
 
No todas las cosas se pueden
mencionar de la misma manera
 
 
No, No es lo mismo decir mamá que apropiadora,
como tampoco lo es decir papá que apropiador
 
No es lo mismo decir adoptado que apropiado,
o detenido que secuestrado
 
 
 
 
No es lo mismo





La identidad es un ordenador de lo justo,
que señala lo injusto
 
La apropiación es un delito,
que consiste en anotar a una niña o niño
como hijo propio sin serlo
 
La apropiación es una mentira
 
 
 


La identidad es la verdad
 
La historia, la familia, el abrazo
 
 
Es la libertad
 
El nombre verdadero es la proyección,
el sabor de amasar en la boca
la forma de nombrar a un hijo con amor
 
 
 
 

Negar un nombre,
una identidad,
una verdad,
es un daño irreparable
 
No hay modo de recuperar lo robado
 
Nadie, ni el Poder Judicial,
podrán devolvernos el tiempo arrancado
para jugar con nuestros hermanos 20 años atrás
 
 
 
 
 
Ni tampoco podrán devolverles a las Abuelas
 
la experiencia de compartir
los primeros años de vida de sus nietos


 
 
¿Cuántas son las plazas que
no las vieron ir con sus nietos al tobogán?
 
¿Cuántas hamacas se quedaron esperándolas?
 
¿Cuánta arena creyó que llegarían con los niños y los baldecitos?


No hay forma de recuperar
lo que no nos dejaron tener,
lo que no nos dejaron compartir,
lo que no nos dejaron vivir
 
Pero la única forma de que eso no sea eterno
es que los genocidas terminen con la mentira y el silencio


 
 
 Estamos esperando
 
 
 
 
 
exigiendo
 
pidiendo a gritos que nos digan
todo lo preguntamos desde hace más de 30 años
 
Seguimos pidiéndoles que tengan
un mínimo hilo de dignidad
y les permitan a las Madres y padres
saber qué pasó con sus hijos


Hay cadáveres:
de los muertos y de los ausentes
 
Porque los genocidas fueron enterrados
y sus familias tuvieron el derecho a un duelo
y ahora tienen un lugar al que ir a llorar,
recordar, o lo que quieran hacer
 
Pero no hay un cementerio
para los ausentes,
para los desaparecidos

 
 
 
 
La lucha que nos parió
 
 
 
 EDITORIAL: 109
 
 H.I.J.O.S. Capital
 
 
 
viernes 9/8/2013
 
 
 
 
 
 
 

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