martes, 13 de agosto de 2013

Sandra Russo: El fin del ciclo kirchnerista



 
 
 
El fin del ciclo kirchnerista
 
viene siendo anunciado hace años,
con una ansiedad que obnubila
a los pronosticadores de esa extinción
 
 
 
Es un pronóstico mediático,
que la política opositora recoge también como su guante ganador
 
Sin embargo, lo que ellos llaman “fin de ciclo”
parecería agotarse,
sintetizarse o expresarse
en una simple derrota electoral
 
Esa simplificación forma parte de las lecturas torvas o miopes
sobre la fuerza política más potente que ha surgido
en el último medio siglo en la Argentina,
y la que hoy sigue siendo,
al menos según las mediciones provisorias de las PASO,
la de mayor alcance nacional
 
 
 
 
Mirándolo un poco más de cerca,
nada indica que el kirchnerismo no sea capaz
de revertir los resultados adversos,
pero incluso si no lo hiciera,
incluso si en dos años llegara al poder alguno de los bricollages opositores,
es extraño que se omita que la naturaleza
de la construcción política kirchnerista tiene cimientos y raíces
dispuestos a acompañar la vida política en las próximas décadas

Las lecturas torvas sobre el kirchnerismo,
las que por ejemplo insisten en señalar a sus militantes
como sencillos aspirantes a cargos,
las que suponen a sus adherentes como chorros de alguna u otra especie,
las que dan por sentado que el “relato” es un “verso”,
se apuran a creer, que el kirchnerismo ha sido un globo de ensayo
al que todo le salió jodidamente bien durante diez años,
pero tiene en contra el natural movimiento pendular de la historia
 
 
 
 
Que una de las críticas al kirchnerismo que más arreció
haya sido “la polarización” y la “falta de diálogo”
se da de perfectas patadas con el excelente resultado
que obtuvo en la Capital Elisa Carrió,
icono no sólo de los que denuestan públicamente
el diálogo sino también de los que como plataforma política
apenas pueden pronunciar un fuck you

Faltan dos meses para octubre
y es temprano para aventurar si los resultados pueden o no revertirse,
 
aunque sí se puede tomar nota de que,
contra lo que los voceros
del “fin de ciclo” suponen y proclaman,
la adversidad es un agua
en la que el kirchnerismo se sabe mover
 
En 2008, después del conflicto con las patronales del campo;
en 2009, después de la derrota en las legislativas;
en 2010, después de la muerte de Néstor Kirchner;
fueron tres de los momentos de mayor expansión
de las bases kirchneristas
 
Fueron momentos de zozobra
en los que sin embargo la tensión transparentó
a quién se opone el kirchnerismo,
que es a lo mismo que se opone hoy:
 
a los candidatos que sostienen los poderes fácticos
 
Más allá de sus cantitos de sirena,
a esos poderes “la gente”
siempre les importó un comino
 
 
 
 
 
Sandra Russo
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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