domingo, 15 de septiembre de 2013

Los ejércitos de la noche, Estado allí donde el Estado no estaba

 
 
 
 En Brasil,
las Fuerzas Armadas
saben que no son las únicas
 
 
Otros ejércitos acechan invisibles
Camuflados en la multitud, sus tropas incalculables,
armados como los mejores y uniformados como civiles,
surgen de la nada y ya es tarde
 
 
 
 
Nacidas en las cárceles,
proyectadas a todo el país
 
 
 
Camufladas en la pobreza,
las grandes organizaciones delictivas brasileñas,
estructuradas y armadas para la guerra,
enfrentan a las fuerzas regulares como estados enemigos del Estado
 
Combaten por el territorio nacional y por el poder del Estado
 
 
 
 
Son las grandes organizaciones criminales nacidas
en las cárceles pero ya proyectadas
en todo el país como un país aparte
 
Una patria delictiva
 En el principio fue la violencia
 
En 1964, el gobierno del presidente Joâo Goulart
era derrocado y los militares instalaban su dictadura
 
La inmediata persecución ideológica, con infantil brutalidad,
metió a los presos políticos en las mismas prisiones que,
ya por entonces, desbordaban de delincuentes comunes
 
 
 
 
Hacinados y revueltos, los comunes se mataban o robaban y violaban
entre sí mientras miraban con curiosa admiración el respeto
y la organización de los presos políticos
 
Mezclados y por fin unidos, en 1979,
en el penal Cándido Méndes de Río de Janeiro,
y en defensa de sus derechos, presos políticos y comunes fundaban la
 Falange Vermelha
embrión impensado de lo que en pocos años
sería la más grande organización criminal del Brasil,
y una de las mayores de América latina el:
Comando Vermelho
 



 
El estado soy yo
 Mientras todo eso ocurría de un lado de los barrotes,
del otro muchas cosas habían pasado
El proceso de industrialización iniciado en los ’50 comenzaba a estancarse
 
Las multitudes rurales atraídas por los centros fabriles,
de pronto, con la dictadura, eran abandonadas a suerte
 
Y su suerte fueron los morros, sus laderas inhabitables
 
Así brotaban en Río y San Pablo los primeros asentamientos
entre viejos resabios de los quilombos,
y campesinos recién llegados pero ya marginados
 
Caseríos de chapa y cartón
se esparcían ladera arriba, y las cubrían
 
 
 
 
Igual que un yuyo conocido en Brasil con el nombre de
 
“favela”
 
Apartados como recluidos en su propia desgracia vertical,
alrededor la Ciudad Maravillosa siguió su vida alegre, indiferente
 
Eran los pobres de todo el mundo, y nada más
Bastaba no mirarlos, y mucho menos frecuentarlos
 
El Comando Vermelho hizo todo lo contrario
 
 
 
 
Para entonces, las únicas mafias en Río eran “os bicheiros”,
dueños del juego clandestino
 
Socios de la Policía, sobornaban políticos, manejaban la prostitución
y alcanzaron su mejor momento cuando a fines de los ’70 blanquearon
sus fortunas en el negocio del carnaval
 
Entonces los primeros socios del Comando Vermelho
salían en libertad o comenzaban a fugarse en escapes
financiados por la propia facción
 
Inspirados en sus colegas, los presos políticos, ahora el CV
no sólo tenía un comando central, sino también una caja central
a la que aportaban todos
 
 
 
 
Dueños ya de las prisiones cariocas,
una vez en las calles descubrieron
en los morros no sólo la ausencia total del Estado,
sino además una topografía ideal
donde parapetarse literalmente por encima de todo
 
Torres casi inexpugnables, muy de tanto en tanto sorprenden 
en los noticieros imágenes de esas casas levantadas a puro lujo
por los grandes capos narcos en las cumbres del pobrerío
 
 
“Allí donde el Estado no está, está el Comando”
 
llegó a decir Carlos Gregorio, O Gordo,
uno de los míticos fundadores del CV, explicando así,
con insuperable síntesis, la razón de su existencia y el secreto de su victoria
 
Allí donde el Estado nunca siquiera se había dignado mirar,
el CV resolvía sin burocracias
 
 
 
 
La ecuación era tan simple que resultó y para fines del siglo XX
el CV imperaba en el 50% de las favelas cariocas
 
Más: brindaban asistencia social y cobraban impuestos,
otorgaban créditos, desde ya daban empleo,
y por fin también sus tribunales impartieron justicia
 
Eran el Estado allí donde el Estado no estaba
 
 
Según Juliana Rosende, autora del libro Operación Río,
ya para 1994 el Comando Vermelho disponía de doce mil hombres armados
con fusiles AR15, M16, FAL y HK-223, escopetas de repetición 12/70,
pistolas ametralladoras, granadas, lanzacohetes,
morteros y proyectiles antiaéreos
 
 
 
 
En los inicios, la recaudación provino del asalto a bancos,
el robo de autos y la práctica del secuestro
 
Pero llegaron los ’80 y el negocio del narcotráfico
y el Comando Vermelho se apuró a manejarlo
 
Nacía una estrella: Luiz Fernando da Costa,
el hoy famoso Fernandinho Beira Mar, jefe actual de la organización
 
 El teólogo del mal
 
Mucho antes de ser considerado
uno de los mayores traficantes de drogas
de América latina, Fernandinho Beira Mar era ya considerado
uno de los mayores traficantes de armas de América latina
 
Blindados por la miseria inadmisible de las favelas,
dominaban las cárceles pero también la ciudad
 
Su organización ya dominaba 500 favelas cariocas
donde la policía y el Estado seguían sin entrar
 
Él era la ley
 
Pero todo mediodía es un instante apenas
Para 1994 Beira Mar aún reinaba, pero ya no era absoluto
De sus propias costillas había surgido una nueva facción:
el Tercer Comando (TC),
nacido de la unión de algunos rebeldes propios,
y otros de la policía, que así se pasaban al crimen
 
En 1995, Beira Mar fue detenido en Minas Gerais
Para 1997 compró todos los obstáculos que se le oponían y huyó
Prófugo de Interpol, lo buscó todo el mundo
Terminaron por atraparlo en abril de 2001
 
 
 

Extraditado inmediatamente, la justicia brasileña lo encerró en 2002
en el penal de Bangú de Río de Janeiro
Apenas entró, ajustó viejas cuentas con sus rivales del TC:
mató a sus jefes como quien marca el terreno, y se sentó a reinar
 
Hoy maneja su facción igual que siempre
Más protegido. Tampoco le faltan enemigos
 
En aquella carnicería de Bangú, el CV terminaba de astillarse
Más disidencias inspiraban nuevas facciones igual de feroces
 
Al Tercer Comando se sumaban el Tercer Comando Puro (TCP),
y la cada día más poderosa ADA, Amigos dos Amigos
y ahora también las llamadas milicias
 
El CV quizá perdía territorio, pero el crimen ganaba otras legiones
 
Más ejércitos de la misma noche

Cien horas de terror. Con mil favelas para repartirse por toda la ciudad,
las guerras entre facciones costarán muchos muertos,
pero siempre alcanzan sus acuerdos
En las grietas que le abrían al CV, unas dominaban
ya la zona sur de la ciudad; otras, la norte; otras, el oeste... 
 
Prosperaban

Pero para entonces, una organización destinada
a ser la mayor de todas nacía en San Pablo: el PCC
el Primer Comando Capital
que hoy revista aproximadamente unos 130 mil soldados
 
Un año antes, el 2 de octubre del ’92, allí mismo,
en San Pablo, las fuerzas del orden mataban 111 presos
en la histórica masacre del penal de Carandirú
 
 
 
 
 En nombre de todos esos muertos, ahora nacía el PCC
 
 
 
 
El Estado no quiso creerlo
 
Así organizaron sin interferencias un auténtico sindicato,
reivindicaban los derechos de los presos, y a partir de una cuota social
asistían a los familiares, asesoraban legalmente a los socios,
financiaban fugas y prisión por prisión iban quedándose con todas
El Estado seguía sin creerlo
 
 
En 1997, la red de televisión Bandeirantes emitió un informe
que hacía pública por primera vez la existencia del PCC
 El Estado no quiso verlo
 
Por fin, en febrero de 2001, una megarrebelión simultánea
puso en pocas horas 32 presidios en manos de uno solo
El Estado decidió investigar
 
Cuando todos los caminos llevan al mismo grupo,
en una jugada fatal las autoridades deciden repartir a sus cabecillas
en distintos presidios del país, y allí esparcen el PCC
por donde no había llegado todavía
 
 
El error sería apreciado en toda su tragedia recién en 2006,
cuando el PCC se presentó públicamente ya fuera de las prisiones
en una secuencia de ataques que arrasaron todo el estado de San Pablo
desde la noche del 11 de mayo hasta la tarde del 16
 
 
 
 
Cien horas de terror
 
durante las cuales 81 presidios fueron tomados,
se registraron 373 ataques a comisarías y patrulleros,
hubo 82 ómnibus incendiados
 
 
 
 
17 agencias bancarias quemadas y destruidas,
48 policías ejecutados, 50 heridos, y 304 muertos del lado del PCC
 
Pero nadie se rindió
Simplemente el día 16, se firmó la paz
Una tregua
 
 
El diario Folha de San Pablo denunciaba en su editorial
que el gobierno del Estado había llegado
a un “acuerdo” con el jefe máximo del PCC
 
Según Folha, el gobierno articulaba una reunión secreta
entre autoridades de la Policía Civil y Militar
y de la Secretaría de Administración Penitenciaria,
con Marcos William Herbas Camacho, O Marcola
líder supremo del PCC
 
Nacía otra estrella
El infierno del Dante
 
Aún encerrado, hasta recién desconocido, O Marcola ya era leyenda
 
Las pocas fotos suyas cruzaban de pronto las pantallas
sostenidas por historias formidables que destacaban su frialdad,
pero antes su inteligencia y su exquisita formación
 
Decían que había leído más de tres mil libros
y que podía recitar de memoria La divina comedia
 
Astuto, escurridizo, él lo niega todo
Jura todavía que no es el jefe de nada y que eso es un invento del gobierno
para hacerle creer a la población que atraparon al líder del PCC
 
Guaracy Mingardi, ex director de la Secretaría Nacional de Segurança,
lo advirtió enseguida:
“Marcola es una persona brillante, ha leído al Dante
y sabe muy bien cómo transformar nuestras vidas en un infierno”
 
Nacido en San Pablo en 1968, entró en el delito a los 9 años,
y hoy, a los 45, ya pasó más de la mitad de su vida en prisión
 
 
 
 
Encerrado por primera vez en 1986, se fugó en 1997,
fue recapturado en el ’98, huyó y lo volvieron a encontrar,
y ya no volvió a salir desde 1999
 
En marzo de este año, juzgado por las muertes
durante la rebelión de 2001 en Carandirú,
fue condenado a 160 años
 
Sin embargo, nada de esto, tampoco a él,
le impide manejar con mano firme su extraordinario ejército
 
A diferencia del CV y sus genéricos cariocas,
el PCC hace rato trascendió las fronteras de su estado natal
y hoy domina cárceles en Mato Grosso, Maranhao, Bahía, Espíritu Santo,
Pernambuco, Minas Gerais y sigue su marcha
 
 
 
 
Monopolio nacional del tráfico de drogas,
fuera de Río de Janeiro casi todo el país le pertenece
 
Pero al igual que el CV, a su comando central le corresponde
una caja central a la que aportan todos sus miembros
 
El dinero recaudado asiste a la familia de los presos,
fleta ómnibus para sus visitas,
paga abogados, becas universitarias para sus mejores muchachos,
y financia fugas, robos y demás emprendimientos del ramo
 
Otra parte del dinero, en cambio, es destinada a un plan social para las favelas,
donde el PCC reparte bolsas de alimento, leche, pañales y garrafas de gas
 
Las familias interesadas sólo deben registrarse
y a cambio vender droga al menudeo
 
 
 
Sangre y cerebro, en 2003 Marcola asumía el comando superior del PCC
y antes de 2008 ya había cuadruplicado su facturación
 
Por entonces, la revista Istoé lo reconocía:
“Si el PCC fuera una empresa,
ciertamente estaría
en esas listas de compañías exitosas
Marcola ha demostrado ser un gran emprendedor
Es una pena que haya invertido en el crimen”
 
 
 
 
 
Su organización maneja ya el 80%
de las bocas de expendio del Estado,
y entre el 50 y el 60 en todo el país
 
Y a los 130 mil soldados que hoy se estiman bajo sus órdenes,
hay que sumarles sus familias, amigos y allegados,
como un Estado aparte del Estado
 
Quizás Marcola prefiera verse así, como el jefe de un Estado
 
Una guerra es una guerra
Patear un hormiguero es fácil
Pero luego ya se sabe lo que pasa
 
 
 
 
Más o menos así resultaron los experimentos bautizados
como Operación Río I y II, cuando en 1994 y 1995
el Ejército entró (o quiso entrar) a sangre y fuego en las favelas de Río
 
 
 
Repelidos como humillados por un ejército en musculosa,
dejaron varios muertos y eso fue todo
 
 
En 2007, un nuevo megaoperativo probó la misma suerte
y entró en el Complexo do Alemao
 
 
 
 
 
 
Dejó 19 muertos y un montón de narcos dispersos por la ciudad
Poco tardarían los vecinos de Niteroi para advertir el aumento del crimen
en su distrito hasta recién inmaculado
 
Las hormigas desbordaban el jardín
 
Recién para 2008 el gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral,
con el apoyo del presidente Lula, intentó algo distinto y dio inicio
a la política de las UPP, las Unidades Pacificadoras de la Policía,
las cuales siguen y ya suman 30 en distintas favelas de la ciudad
 
 
 
 
Llevan el Estado allí donde el Estado…
 
 
 
 
Pero no van por la victoria
El mismo Sergio Cabral reconoció que el objetivo
no era acabar con el narcotráfico
 
 “Eso hasta hoy no lo consiguió nadie
El narcotráfico no acabó en París, en Nueva York, ni Estocolmo,
donde tienen muchos más recursos que nosotros
El objetivo es alcanzar niveles civilizados de criminalidad”
Ninguna victoria
 
 
 
 
Aún así, las UPP son, sin dudas,
el mejor intento de la historia de esta historia,
y quizá el experimento pueda exportarse
a otros Estados, si funciona
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Porque mientras tanto, libres o presos
 
los líderes de todas las facciones
siguen su guerra, y hacen ahora, con un celular,
lo que antes hacían con un arma
 
 Marcola, Fernandinho Beira Mar, todos ellos
 
Y todos ellos ostentan cada tanto estrechas relaciones
con políticos, fiscales y policías,
que por supuesto los aludidos niegan puntualmente
 
 
El negocio es inmenso
y la guerra está servida
 
Porque además están los muertos
 
Las víctimas inocentes, sobre todo
 
 
 
 
Según la ONG Justicia Global,
en la guerra entre israelíes y palestinos murieron
467 niños desde 1987 a 2001
En el mismo período, nada más que en el
Estado de Río de Janeiro,
la violencia mataba 3.937 menores
 
 
Consciente del alcance del conflicto, por fin en 2011,
bajo el nombre Operativo Ágata, la presidenta Dilma Roussef
terminaba por incorporar oficialmente a las Fuerzas Armadas
en la lucha contra el narcotráfico. Una guerra es una guerra
 
 
 
 
 
El Estado Nacional
y las Fuerzas Armadas del Brasil
saben mejor que nadie que
en su propio territorio operan otros ejércitos
 
 
Organizaciones inmensas
como estados paralelos
 
prósperos y feroces,
con sus tropas incontables,
uniformadas como civiles y camufladas
en la miseria porque parece invencible
 
 
 
 
 Daniel Ares
Escritor
 
 
 
 
 
 
 
 
Un Lugar al que no debemos llegar,
estamos en un punto de Inflexión
 
En estos tiempos electoralistas,
de discursos fáciles y frases efectistas
como las de:
"mano dura" o "meter plomo" 


Mostramos en este extenso artículo
un ninicio para el debate serio y necesario
 
Quizás nos indique
con mayor claridad
la situación y la manera
de encontrar respuestas
 
Entre estos dos caminos
 
 
 
hay muchas opciones para desarrollar
 
 
 

espacio abierto
 
 
 
 
 
 
 
 

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