lunes, 23 de septiembre de 2013

José Gervasio Artigas: La Primera Reforma Agraria de América Latina




 
A la empresa compatriotas
que el triunfo es nuestro
 
vencer o morir sea nuestra cifra; 
y tiemblen, tiemblen esos tiranos
de haber excitado vuestro enojo,
 
sin advertir que los americanos del sud,
están dispuestos a defender su patria;
y a morir antes con honor,
que vivir con ignominia en afrentoso cautiverio



 
Los pueblos de América del Sur
están íntimamente unidos
 
por vínculos de naturaleza
e intereses recíprocos
 
 
José Gervasio Artigas
Protector de los Pueblos Libres 
19 de junio de 1764 - 23 de septiembre de 1850
 
 
 
Los Pueblos deben ser Libres
 
Ese carácter debe ser su único objeto
y formar el motivo de su celo
 
 Yo no soy vendible,
ni quiero más premio por mí empeño
que ver libre mi nación del poderío español
 
 Mi autoridad emana de vosotros
y ella cesa ante vuestra presencia soberana
 
 
 
 
 
 Clemencia para los vencidos,
curad a los heridos,
respetar a los prisioneros
 
 
 
 
 
 
 
 
 

La Primera Reforma Agraria de América Latina


Seguían a Artigas, lanza en mano, los patriotas
 En su mayoría eran paisanos pobres, gauchos montaraces,
indios que recuperaban en la lucha el sentido de la dignidad,
esclavos que ganaban la libertad incorporándose
al ejército de la independencia
 
Las tropas portuguesas, en 1811, provocaron
el éxodo masivo de la población hacia el norte
 
 
 
 
  
La Redota
 
El pueblo en armas se hizo pueblo en marcha;
hombres y mujeres, viejos y niños,
lo abandonaban todo tras la huella del caudillo,
en una caravana de peregrinos sin fin
 
En el norte, sobre el río Uruguay, acampó Artigas,
con las caballadas y las carretas y en el norte establecería,
poco tiempo después, su gobierno
 
En 1815, Artigas controlaba vastas comarcas desde su campamento
de Purificación, en Paysandú
 
¿Qué les parece que vi?
 narraba un viajero inglés
 
¡El Excelentísimo Señor Protector de la mitad del Nuevo Mundo
estaba sentado en una cabeza de buey, junto a un fogón encendido
en el suelo fangoso de su rancho, comiendo carne del asador
y bebiendo ginebra en un cuerno de vaca!
 
Lo rodeaba una decena de oficiales andrajosos

De todas partes llegaban, al galope, soldados, edecanes, y exploradores
 
Paseándose con las manos en la espalda,
Artigas dictaba los decretos revolucionarios de su gobierno
 
 
 
 
Dos secretarios – no existía el papel carbón- tomaban nota
 
Así nació la primea reforma agraria de América Latina,
que se aplicaría durante un año en la Provincia Oriental,
hoy Uruguay, y que sería hecha trizas por una nueva invasión portuguesa,
cuando la oligarquía abriera las puertas de Montevideo al Gral Lecor
y lo saludara como un libertador 
 
Anteriormente, Artigas había promulgado también
un reglamento aduanero que gravaba con un fuerte impuesto la importación
de mercaderías extranjeras competitivas de las manufacturas y artesanías
de tierra adentro, de considerable desarrollo en algunas regiones
 
A la par que liberaba la importación de los bienes de producción necesarios
al desarrollo económico, y adjudicaba un gravamen insignificante
a los artículos americanos, como la yerba y el tabaco de Paraguay
 
Los sepultureros de la revolución también enterrarían el reglamento aduanero
 
 
El código agrario de 1815
(tierra libre, hombres libres)
 
Este surgió, en definitiva, como una respuesta revolucionaria
a la necesidad nacional de recuperación económica y de justicia social
 
Se decretaba la expropiación y el reparto de las tierras de los malos europeos
y peores americanos emigrados a raíz de la revolución y no indultados por ella
 
Se decomisaba la tierra de los enemigos sin indemnización alguna,
y a los enemigos pertenecía, dato importante, la inmensa mayoría de los latifundios
 
 Los hijos no pagaban la culpa de los padres:
el reglamento les ofrecía lo mismo que a los patriotas pobres
 
Las tierras se repartían de acuerdo con el principio de que
los más infelices serán los más privilegiados
 
Los indios tenían
en la concepción de Artigas,
el principal derecho


 
 
 
 
 
 Aquí, donde el río se enoja
y se revuelve en hervores y remolinos,
sobre la meseta purpúrea rodeada
de fosas y cañones,
gobierna el general Artigas
 
Estos mil fogones de criollos pobres,
estos ranchos de barro y paja
y ventanas de cuero,
son la capital de la confederación
de pueblos del interior del Río de la Plata  
 
 
 
 
Soy poco amigo, Señor,
de las formalidades superfluas;
 
la verdad simple y clara
es la expresión de mi lenguaje
 
 
 

 
 
 
 HOMENAJE
 

espacio abierto 
 
 
 
 
 
 

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