domingo, 15 de septiembre de 2013

Ríos de tinta concentrada "¡A mí qué me importa Honduras!"



 
 
 
 
Los ríos de tinta concentrada
siguen invadiendo conciencias
 
adormeciendo compromisos
y defendiendo intereses de los poderosos



Se sabe que las peores enfermedades
o las más deletéreas afecciones son aquellas
que no dan señales verificables ni las alertas necesarias
para intentar detener o morigerar la dolencia
 
 
 


Cuando se desatan,
el daño suele ser irreparable


El cuerpo humano se rige por las leyes de la naturaleza
y desde Freud en adelante comprobamos el poder del inconciente
con su compleja construcción y su influencia en distintos padecimientos
 
En el campo social, el avance del sanitarismo y la percepción del efecto
que producen las condiciones de vida y las injusticias,
derivaron en una visión integral e inobjetable



El doctor Ramón Carrillo,
primer ministro de Salud Pública de la Argentina,
organismo creado por el General Perón,
sintetizó en una frase esta concepción abarcadora:
 
"Frente a la miseria y la incertidumbre,
los microbios
son una pobre causa de la enfermedad"
 
 
 


Proponía de esta manera transformar un estado de cosas
que siempre habían sido favorables a las minorías oligárquicas,
luchar contra las asimetrías y dar certezas de continuidad
de los planes y aspiraciones personales,
inseparables del destino colectivo y el proyecto de país

Así sería posible una sociedad sana
promotora de hombres y mujeres saludables



Lo que intenta esta columna está en las antípodas
de los diagnósticos pseudo científicos y de las estupideces
que dice el irrespetuoso periodista Nelson Castro,
con sus patéticas maneras de "señora gorda"
post Revolución Fusiladora

Pretende, modestamente, reparar en las negaciones
propias y ajenas que sobrevuelan el inconsciente colectivo
y que más daño hacen, porque miramos para otro lado
y se termina concluyendo que es problema de otros

Y a veces, es demasiado tarde para lágrimas
 



Cuando la presión destituyente en nuestro país
estaba tocando un punto casi tan alto como el actual,
allá por fines de junio de 2009,
en uno de sus almuerzos televisivos Mirtha Legrand
desestimó el accionar solidario de la presidenta y sus colegas de Unasur,
que habían concurrido a defender la legalidad democrática
ante el golpe contra el presidente Manuel Zelaya

La señora condensó en un
"¡A mí qué me importa Honduras!"
 
 


 
 
Asentían satisfechos y despreocupados un cuarteto de terror,
triunfantes en las recientes elecciones:
Mauricio Macri, Francisco de Narváez, Gabriela Michetti y Felipe Solá,
 
por entonces socios y amigos que se frotaban las manos
de presuntuosos vencedores, prometiendo planes,
amor eterno y acciones que nunca concretarían



En septiembre del año siguiente,
fue el presidente ecuatoriano Rafael Correa
 
 
 
 
en 2012 fue el turno del golpe empresario-parlamentario
en el Paraguay de Fernando Lugo
 
 


Pero para esos comensales de aquel almuerzo
y para gran parte de nuestros compatriotas,
estos no son asuntos que nos atañen



Y en los casos de Honduras y Paraguay,
donde los golpistas fueron efectivos, el regreso del pasado neoliberal,
excluyente, corrupto y pro norteamericano, resurgió con el apoyo de las
 
"balas de tinta que intentan
derrocar gobiernos populares"


Y que tienen un arsenal recargado
y están atacando la democracia con alevosa felonía

El pasado está a vuelta de la esquina
 



Es ahora el tiempo para algunos de mirar para otro lado
ante la inminencia de un ataque a Siria por parte de los EE UU,
violando protocolos de convivencia internacional y dispuestos
a sembrar de muertos, destrucción y agravamiento
de las condiciones de vida de decenas de miles de seres humanos
 
 
 
 
Cristina, temporalmente presidenta del Consejo de Seguridad de la ONU,
por intermedio del canciller Timerman difundió un documento
de condena y alerta que es una reafirmación soberana que nos enorgullece


Lo que piensan los cipayos de siempre nos tiene sin cuidado
 

No por espinoso y complicado deberíamos mirar para otro lado
-que siempre es el mismo y queda en el norte-
bregar por la paz y mirar las resoluciones de la ONU en cuanto
a los dilemas entre el pueblo palestino y el Estado de Israel
 

 

No tomar en cuenta lo que sucede en la aldea global
o minimizar los riesgos para el planeta, la región y por último,
a nuestro propio país, suele ser una actitud más cómplice que ingenua



Los ríos de tinta concentrada siguen invadiendo conciencias,
adormeciendo compromisos y defendiendo los intereses de los poderosos
 
 
 
 



Tienden a encerrarnos en nosotros mismos
para que no veamos ni lo que les pasa a nuestros hermanos
 
 


 
El poder omnímodo y ominoso de la concentración mediática
es como decía Jorge Lanata antes del cheque:
"el que decide sobre lo que votás, lo que consumís,
sobre tus gustos y lo que es peor, sobre tu libertad",
señalando el mapa de empresas del Grupo Clarín
 
 
 
 

La invasión solapada,
la infección latente,
es la más difícil de combatir
 
 
 
 
 
 
 
 
Enrique Masllorens
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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