martes, 10 de septiembre de 2013

Carlos Raimundi: América Latina con una nueva Agenda





Agotada, en Latinoamérica,
la vía militar directa para la interrupción
de los procesos democráticos
 
su desgaste y deslegitimación
se propone por vía de las cadenas
de medios de comunicación hegemónicos
 
que actúan bajo un molde común:
machacar sobre los hechos de inseguridad,
las denuncias de corrupción
y el desabastecimiento,
hasta lograr la saturación social como objetivo
 
 
 
 
 
Y apoyándose en el Parlamento,
en el plano institucional
 
como en el caso del golpe a
Fernando Lugo en Paraguay,
en un sector de la policía en Ecuador
o en el Poder Judicial,
en el caso de la Argentina
 
 
 
 


El compromiso de los sistemas judiciales
con los intereses de los grandes poderes
 
como una constante en la trama institucional
instaurada por Occidente,
en detrimento de los procesos populares
 
 
Es aquí, oportuno ejercitar la idea de la conexión
existente entre la intención de estos fallos
de amedrentar una estrategia soberana de desendeudamiento
como la de Argentina, con la decisión de intervención militar
en Siria y la convulsión de Medio Oriente en general
 
 
 
 
 

Luego de la caída de Lehman Brothers en septiembre de 2008,
que primero arrastró a otras burbujas inmobiliarias para extenderse
más tarde a un conjunto de economías de Europa,
la economía de los EE UU comenzó a recuperarse,
a diferencia de la prolongada recesión europea
 
Pero esa recuperación no obedece a grandes políticas proactivas
de estímulo a la producción, sino a medidas de política monetaria,
basadas en la sostenida inyección de dólares al mercado,
desde los últimos tiempos de George W. Bush en adelante
 
Y, complementariamente con esto,
al incremento
de la facturación de su industria militar 
 
 


 

Durante todos los años de la presidencia de Barack Obama,
y pese a sus promesas de campaña
 y al Premio Nobel de la Paz que recibiera
 
 
La carrera armamentista
se mantuvo en ascenso
 
 
sostenida sobre su posición de no renunciar
al uso de armas nucleares,
sobre el eufemismo de la
"Intervención humanitaria"
o de la
"Guerra justa",
y sobre su
"Doctrina de la Guerra Irregular",
que incluye la infiltración, la desestabilización y la contrainsurgencia,
como lo muestra la intervención de los EE UU en los procesos de Libia,
Egipto y Siria, amén de su histórica alianza con Israel
 
 
 

Su estrategia mantiene
la distinción entre guerras de
alta, mediana y baja intensidad
 
 
 
Las guerras de baja intensidad no infringen
"daños menores"
como parecería sugerir el término
 
 
 
Y, si bien no implican el esfuerzo militar directo de los EE UU,
importan sí, una intervención
"inteligente"
que se traduce en campañas mediáticas de demonización,
conflictos entre países vecinos y, obviamente, el alto espionaje
 
De aquí que en la actualidad, personajes como
Julian Assange o Edward Snowden
se hayan convertido en sus enemigos más peligrosos 
 
 


 
 
América Latina no es ajena a esta realidad
 
 
Lo demuestra la participación directa
del Departamento de Estado
en golpes fallidos como el de Venezuela en 2002
o el de Bolivia en 2008,
o indirecta como en el efectivo golpe en Honduras en 2009,
o su inmediato reconocimiento a un gobierno ilegítimo
como el que derrocó a Fernando Lugo en Paraguay
 
Conocemos muy bien el significado
que tiene un cambio de ese tenor
para las democracias de la región
 
 
 

El otro plano de la ofensiva de los EE UU
sobre la región es la Alianza del Pacífico,
impulsada en la superficie
por los presidentes de México y Colombia
pero, en el fondo, ampliamente respaldada
por el Departamento de Estado
 


Si bien hay una distancia grande
entre una estrategia
de dominación militar y una comercial,
sería ingenuo omitir
la conexión entre ambas
 
 
 
 
 
En este sentido, el fallo de la Corte de Apelaciones de Nueva York
contra la reestructuración de la deuda externa argentina,
en defensa de los más extorsivos grupos financieros internacionales,
guarda una estrecha relación con el sostenimiento
de la convulsión en Medio Oriente
 
 
 
 
 
 
Ambos esquemas tributan,
desde perspectivas distintas pero convergentes,
a sostener la estructura económico-financiera
llamada a compensar el déficit fiscal y comercial de los EE UU
a expensas de sus ganancias en el exterior,
sean estas por vía de los fondos buitre
como del comercio de armamento


 
 
Desde San Petersburgo, nuestra presidenta expresó:
 
"No hay nada más proteccionista
 que los países desarrollados,
hay un ejercicio de cinismo
en esto del proteccionismo"
 
 
"los países desarrollados
se llenan la boca
hablando de libre comercio,
pero luego hacen lo contrario"
 
 
Días antes, la Unasur sostuvo
un firme rechazo a la intervención militar en Siria
 
 
 
 
 
Lo cual constituye
toda una definición
política y estratégica que identifica
a los países de América Latina
con una nueva agenda,
muy diferente a la del
poder hegemónico mundial
 
 
No sólo en la cuestión del endeudamiento,
sino como llamado a un nuevo modo
de organización de la convivencia,
basado en la paz,
el respeto por los Derechos Humanos,
la inclusión social,
la generación de empleo
y la inversión productiva
 
 
Muy lejos del paradigma estrictamente financiero
que dominó a la Humanidad durante las últimas décadas,
sometiéndola a crisis recurrentes
con gravísimas consecuencias sociales
 
 
 

Carlos Raimundi 

Diputado nacional por Nuevo Encuentro
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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