martes, 3 de septiembre de 2013

Norberto Galasso: La Nación, Socavar la constitucionalidad

 
 
 
 
En 1946, cuando Perón asume
con elecciones limpias y libres, y hasta 1955,
son varios los intentos y conspiraciones
que se producen para derrocarlo
 
 
 
La más conocida es la del 28 de septiembre de 1951,
dirigida por Menéndez
Pero no la única
 
 
Además del bombardeo del 16 de junio
con el objetivo de matar a Perón,
se descubrieron varias conspiraciones
más hasta llegar al 16 de septiembre de 1955
 
 
 
 
 
 
La minoría reaccionaria tenía una gran influencia
sobre los sectores medios a través
de los periódicos La Nación y La Prensa
–que llegó a ser expropiada por Perón–
 
Se daba lo que Jauretche llamó la
"colonización pedagógica"
donde las clases medias
jugaban a favor de la clase oligárquica
 
 
 
 
 
 
 
 
Pero esa vieja oligarquía agropecuaria
comprendió a lo largo de esos diez años, del '45 al '55,
que era imposible derrocar a Perón por la vía electoral,
por esa razón intentó en reiteradas ocasiones el alzamiento militar
 
 
Eso llegó al extremo cuando el almirante Rojas,
con una escuadra, bombardeó Mar del Plata
y amenazó a Buenos Aires
 
 
Es increíble la falta de fundamentos
para que La Nación
diga que había poco plomo de por medio
 
 
 
 
 
 
 
 
Lo que sí ocurría es que los sectores reaccionarios
aprovecharon que el frente nacional
atravesaba situaciones difíciles
 
Los empresarios que apoyaban primero a través
de Miranda y luego de Gelbard,
manifestaban cierto disconformismo
con permanecer en el frente
 
Y la Iglesia, que había apoyado en el '46,
se convirtió en el principal opositor a Perón
y cada sacristía en un comité político insurrecto
 
 
 
 
 
 
 
El peronismo en septiembre del '55
no tenía la misma fuerza que en el '50
 
pero eso no quita que las balas
hayan sido de plomo
 
que se haya realizado un ataque horroroso
donde aviones aereonavales bombardearon
la Plaza de Mayo y donde
murieron más 300 personas
 
 
 
 
 
 
Hacía mucho que no se fusilaba en la Argentina
y después del '55, el 9 de junio de 1956,
se fusiló a 27 civiles y militares
que se revelaron para restablecer la legalidad
 
 
 
 
 
 
La presidenta Cristina Kirchner tiene razón
cuando habla de las
"balas de tinta"
 
 
porque esa violencia hoy
se expresa en los medios desorbitados
que tratan de socavar la constitucionalidad
y que reivindican a un gobierno de facto que
 
 
haciéndole creer a la clase media que asumían
en nombre de la democracia plena para todos,
 
proscribió al partido mayoritario,
encarceló a sus diputados,
desterró a su líder
y fusiló a aquellos
que se atrevieron a cuestionarlo
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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