viernes, 26 de julio de 2013

Evita: La amada de los malqueridos




26 de julio de 1952  
  
¡Viva el cáncer!
escribió alguna mano enemiga
en un muro de Buenos Aires
 
 
 

La odiaban, la odian los biencomidos:
por pobre, por mujer, por insolente



 
Ella los desafía hablando
y los ofendía viviendo

 
Nacida para sirvienta,
o a lo sumo para actriz
de melodramas baratos


 
Evita se había salido de su lugar
 



 
La querían, la quieren los malqueridos;
por su boca ellos decían y maldecían
 
 




Además Evita era el hada rubia
que abrazaba al leproso y al haraposo
y daba paz al desesperado
 
 
 
 
el incesante manantial que prodigaba
empleos y colchones,
zapatos y máquinas de coser,
dentaduras postizas, ajuares de novia



 
Los míseros recibían
estas caridades desde al lado,
no desde arriba,
aunque Evita luciera joyas despampanantes
y en pleno verano ostentara abrigos de visón

 
No es que le perdonaran el lujo:
se lo celebraban

No se sentía el pueblo humillado
sino vengado por sus atavíos de reina




Ante el cuerpo de Evita,
rodeado de claveles blancos
desfila el pueblo llorando



 
 

Día tras día,
noche tras noche,
la hilera de antorchas:
una caravana
de dos semanas de largo



 
 
 
 
Suspiran aliviados
los usureros,
los mercaderes,
los señores de la tierra
 
 
 



LA AMADA DE LOS MALQUERIDOS

Por Eduardo Galeano


 
 
 
 
 
 
 
HOMENAJE


espacio abierto
 
 
 
 
 
 

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