jueves, 17 de octubre de 2013

Arturo Jauretche en el 17 de octubre y 30 votos



 
En todas partes hay indignación

Que crecerá hora por hora
como una caldera que toma presión
Hasta que estalla
 
 

Arturo Jauretche fue llamado,
por un dirigente forjista de Gerli

¿Qué hacemos mañana doctor?

¿Mañana? ¿Qué pasa mañana?

Y… la gente se viene para Buenos Aires
Todos están con Perón…

¿Y quién organiza eso?

¡Qué se yo!…
Nadie… Todos…
¿Qué hacemos nosotros doctor?


Mirá…, si es así,
cuando la gente salga,
¡agarrá la bandera del comité
y ponete al frente!”


 
Y el líder forjista, sonreía al recuerdo:
“Pedro Arnaldi movía 30 votos en Gerli”
 
 
El 17 de octubre,
a la madrugada,
pasó el puente Pueyrredón
con su bandera
al frente de diez mil almas”
 
 
 





Villa Urquiza, Flores, el canal San Fernando,
los talleres de ferrocarriles del Oeste

“Sin galera y sin bastón
los muchachos de Perón”

Luego serán oleadas las que llegan de
Ensenada, Berisso, La Plata, Quilmes, Gerli…

Serán los primeros
 
“descamisados”
 
 

En los barrios industriales de Buenos Aires,
Rosario, en Tucumán, en Mendoza, en Córdoba

En todo el país la gente se reúne para hacer
lo que pueda por quien es su emblema

No solamente los hombres, también sus mujeres y sus hijos

Ese coronel Perón había escuchado sus quejas
y resuelto en la medida de lo posible sus aspiraciones

Pero no era solamente eso; lo material fue lo menos importante

 
Los había tratado
de igual a igual
como seres dignos

Los mensús de Misiones, los cañeros de Tucumán,
los obrajeros del Chaco, los faenadores de Berisso,
los obreros de las fábricas de Avellaneda y Quilmes,
los artesanos de los barrios de Buenos Aires,
los ferroviarios, los tranviarios, los operarios de las usinas eléctricas,
los colectiveros, los canillitas, el pueblo entero de la República,
se siente herido por la prisión del coronel


En Tucumán, los trabajadores de los ingenios azucareros,
en huelga desde el día anterior, marchaban a pie


En Córdoba, la marea que llegaba de Alta Córdoba
y de las canteras dominó las calles centrales,
silbó al Jockey Club, al Club Social, al Instituto Cultural Argentino-Norteamericano
 
No hubo mayores desmanes
 
En otras ciudades los grupos de trabajadores
obligaban a cerrar los comercios

“El subsuelo de la patria sublevada”
 
entiende
Scalabrini Ortiz
 
“No hay rencor en ellos sino
una alegría de salir
a la visibilidad
en reclamo de su líder”

observaría
Leopoldo Marechal







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