viernes, 8 de noviembre de 2013

Francia: "al pueblo francés que está invadido, sitiado, en peligro”



Mundofobia
 
 
El rumbo racista de Francia 
 se acentúa cada año con una persistencia
y una impunidad desconcertantes
 
El ex presidente conservador Nicolas Sarkozy
inauguró la extranjerofobia a la cabeza del Estado,
y, una vez en el poder, algunos socialistas cavaron la brecha
 
 
 
 
Los ataques de que fue objeto la ministra francesa de Justicia,
Christiane Taubira, llevaron el paradigma francés
al paroxismo de la bajeza humana
  

 
 
Taubira nació en Cayena, en la Guayana francesa,
y es, desde su nombramiento en 2012, víctima de numerosas burlas
 
La última desató en el país una fuerte controversia:
una candidata del partido de extrema derecha Frente Nacional,
AnneSophie Leclere, colgó en su página de Facebook
un fotomontaje de la ministra donde la representaba como un mono
 
 
 
 
Después, durante una serie de manifestaciones
que tuvieron lugar en el país
contra el matrimonio
entre personas del mismo sexo,
varias personas exhibían
cáscaras de banana en la mano
y trataban a la ministra de “gorila”
 
“Prefiero ver a la ministra colgada
de la rama de un árbol antes que en el gobierno”
dijo la hoy excluida candidata del FN
 
 
“Estos ataques racistas son ataques
contra el corazón de la República”
dice Christiane Taubira en la entrevista de Libération
 
En su respuesta a una situación cada vez más sui generis,
la responsable política francesa, autora de la ley
sobre el matrimonio homosexual, admite
la profundidad del mal y el carácter irreparable
del cambio de rumbo del país:
 
 
 
 
“En nuestra sociedad,
las cosas se están deteriorando
 
Es la cohesión social
la que se está derribando,
es la historia de una nación
la que se pone en tela de juicio”
 
El análisis de Taubira es profundo y sin falsos jueguitos:
la titular de la cartera de Justicia acota que estos excesos
proceden de un "largo deslizamiento"
 
Progresivamente, y aun durante la pasada presidencia,
se construyó un enemigo interior
 
Aquellos que son incapaces
de trazar un horizonte
pasan su tiempo diciendo al pueblo francés
que está invadido, sitiado, en peligro”
 
 
 
 
Esos son, en efecto,
los ejes del discurso de la ultraderecha
 
Pero no sólo ella
 
También los socialistas, a través del actual ministro de Interior,
Manuel Valls, incurrieron en ese trágico desliz que consistió
en apuntar hacia ciertas categorías de extranjeros
 
Taubira resalta:
“Lo que más me asombra es el hecho
de que no hay más una bella y fuerte voz
para alertar acerca de
la deriva de la sociedad francesa”
 
 
La ministra considera que ante
los insultos y el racismo de la extrema derecha,
“la respuesta no estuvo a la altura”
 
 
Taubira exclama después:
“¡Basta de manipular a una comunidad!”
 
El fantasma de la invasión recorre,
el espectro nacional
 
Dentro de la Unión Europea
hay unos 30 millones de residentes
nacidos fuera de la UE,
lo que equivale al 6 por ciento
de una población total
de 500 millones de personas
 
El porcentaje de clandestinos
está calculado entre 4, 5 y 8 millones de personas,
o sea entre el 0,97 y el 1,37 por ciento de la población
 
 
 
 
A título comparativo,
en los EE UU hay 12 millones de clandestinos
para una población de más de 300 millones de personas
 
Pero el miedo a la invasión, a la penetración cultural,
navega sobre el espectro y el fantasma que la extrema derecha
y sus imitadores instalaron en la conciencia nacional
 
No hay ni siquiera respeto por los mismos franceses
 
Hace unos días, cuando cuatro franceses secuestrados
durante tres años en Níger fueron liberados,
la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen,
se refirió a las barbas y a los pañuelos alrededor del cuello
que llevaban los hombres
 
Marine Le Pen dijo que esa forma de vestir merecía
“explicaciones”
porque vio en ese atuendo el peligro de hombres
que regresaban a su país luego de años de cautiverio
convertidos al islamismo
 
 
 
 
 
Todo imaginario,
pero a fuerza de reiterar y reiterar,
lo imaginario ocupa el lugar
de lo real y se torna odio,
 menoscabo
 
Un descenso vertiginoso a la boca del lobo



Eduardo Febbro
 
 









 
 

 
 
 
 
 

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