jueves, 14 de noviembre de 2013

Alarmas: Mucho más que cristales rotos




No es casual, ni episódico
 
ni tampoco, me lo temo,
efímero
 
La estampida de prepotencia racista e ideológica
con que un grupo de elegantes y robustos muchachones,
entre los cuales se dijo había tres sacerdotes,
pretendió interrumpir en plena Catedral de Bs As
 
 
 
 
Nada menos que un acto ecuménico
en recordación de la Kristallnacht,
la siniestra Noche de los Cristales Rotos
(del 9 al 10 de noviembre de 1938)
 
en que los nazis dieron el puntapié inicial
a su cruzada homicida contra el pueblo judío,
 
que no se iba a limitar tan sólo a él,
no fue algo pasajero
 
 
 

Ese hecho ominoso se dio poco después 
 del más que elocuente oxímoron
“Hitler espectacular”
manifestado poe el vendedor de marketing político
 Duran Barba que intentó vanamente atenuar
adjudicando a ese adjetivo
un valor ñoño en su Ecuador natal
 
Y, lo que es evidentemente aún más grave,
 con el trasfondo inquietante del desmesurado
avance de la ultraderecha neonazi y xenófoba
en la Europa demolida por el neoliberalismo
 
 
 
 
No es la primera vez que,
a lo largo de los siglos,
el discutible lema

“¡Viva Cristo Rey!”

fue esgrimido por violentos y asesinos
(¿cómo no hablar de “fascistas”?)


De nada sirve intentar convencer a un fanático de hechos objetivos:
no sólo de que en todos los almanaques de nuestra infancia
el 1º de enero recordaba como fiesta santa la Circuncisión del Señor;
de que el cristianismo no cambia de Dios,
que es el mismo del Antiguo Testamento;
o de que todos los nombres orgullosamente
asumidos por cristianos y católicos, comenzando por los de
Jesús, María y los apóstoles,
son etimológica e inocultablemente de origen hebreo


 

Dentro de la palabra
“nosotros” está el “otros”

Y adelante está el “nos”,
que es el “nuestros”

Es decir, en el mismo “nosotros”
está inscripto claramente “nuestros otros”

Algo así me surgió, como suele ocurrir sin proponérmelo,
en el poema “¿Nosotros?”, que se escribió a sí mismo el 12 de junio de 1985
y que luego se sumó a mi libro Jazmín del país (1988)

Como una forma de evadir el silencio,
de luchar de raíz contra un silencio que en circunstancias
como ésta se haría cómplice, me permito recordarlo ahora:

¿Nosotros?

nos otros
nuestros otros

nosotros somos otros
somos el otro nos

somos el otro
somos el otro nuestro
el otro es nos
el otro es nuestro
no sin otros

nuestros
nuestros nos
nuestros nosotros
nuestros otros nosotros

no es otros
nuestro otro
el nos es otros

en el desierto refulgente
estrepitoso y trepidante
en el lago de sed
en el hambre lujosa
la tumba sin silencio



Rodolfo Alonso
Poeta, traductor y ensayista argentino
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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