domingo, 17 de julio de 2011

Caen en manos de las redes de trata 500 adolescentes por año

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Para los argentinos, la “desaparición forzada”
es un delito íntimamente ligado a la última dictadura militar,
al accionar de los grupos de tareas y a los crímenes
cometidos por el terrorismo de Estado
 
Sin embargo, también hubo y hay ejemplos ocurridos en democracia
 
No se trata ya de un plan sistemático como el que aplicaron los genocidas
vestidos de uniforme que en los ’70 se apoderaron del aparato estatal
 
sino de casos donde se tiene la firme sospecha
de que miembros
de las fuerzas de seguridad están involucrados
–de forma directa o por connivencia–
en la desaparición de una persona

Nombres como los de Jorge Julio López
–testigo clave en un juicio por crímenes de lesa humanidad–,
Marita Verón –caída en las manos de una red de tratantes–,
Miguel Bru, Iván Eladio Torres y Luciano Arruga
–tres casos donde se investiga a efectivos de la policía–
son claros ejemplos, pero no son los únicos
 
 
 
 
 
A partir de que el pasado 13 de abril se incorporara al Código Penal
el delito de desaparición forzada a manos de funcionarios públicos
o de individuos que actúen con la asistencia o protección del Estado
 
 No hay cifras oficiales pero se calcula que 500 adolescentes
por año caen en manos de las redes de trata
 
De acuerdo con organismos como La Alameda y la Red Alto al Tráfico y la Trata,
esa cantidad de jóvenes son explotados en los miles de prostíbulos
que existen en el país
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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