miércoles, 15 de junio de 2011

Hebe fue un grito que rompió el muro del silencio

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La voz de Hebe se levantó cuando la mayoría callaba

La inflexión intempestiva de su palabra, nacida del dolor, reivindicó la dignidad
en un país amasado por la mayor de las indignidades y por las diferentes formas de la complicidad




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Hebe fue un grito que rompió el muro del silencio

Fue una voz destemplada e injuriosa como sólo sabe amasarla el habla popular que no buscó eufemismos para golpear en el corazón de la injusticia y del terror, pero que tampoco se calló
cuando, ya en democracia, muchos exigían cerrar los expedientes de la dictadura





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Hebe ha sido y sigue siendo, junto a otras voces de otras madres y abuelas, la conciencia de los silenciados, la palabra de los asesinados, la irreverencia de los que no se sometieron al poder ni aceptaron la irreversibilidad de la historia que se ofrecía como política del olvido y la reconciliación

Contra esa voz se ha organizado una campaña brutal y despiadada que viene ocupando las tapas de
los principales diarios y las intervenciones del ejército de periodistas que parecen disfrutar la profunda amargura que atraviesa este momento de la vida de Hebe

Ellos están satisfechos, han esperado pacientemente su turno como las hienas

que no han hecho ningún esfuerzo y que sólo se preparan para lanzarse contra la víctima inerme

Pero se equivocan, no conocen a Hebe

ni la significación de su nombre y de su voz en el interior de la vida argentina


 

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Ellas, sus voces, entre las que estaba desafiante y potente la de Hebe, estuvieron allí
para salvar al país de su peor miseria: la del silencio absoluto, la de la complicidad abrumadora

La prensa canalla está cebada

Cree, de la misma manera que lo creyó durante el conflicto con el “campo” o durante las semanas posteriores a las elecciones de junio de 2009, que encontró lo que estaba necesitando para horadar
al Gobierno lastimándolo donde más le duele

Cree que la fortaleza de una anciana de 83 años está debilitada y a punto de desmoronarse

Se preparan, con su eterna mezquindad y sus escribas a sueldo,
para tomar por asalto la causa de los derechos humanos 

Si existe una causa sagrada e inviolable en un país que supo conocer todas las formas de la injusticia, esa causa ha sido y sigue siendo la de las Madres de Plaza de Mayo (sea la de la Asociación o la de Línea Fundadora que, a los ojos de la historia, son iguales en dignidad y en coraje)




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Por eso, hoy, ahora y siempre... todos somos Hebe


Ricardo Forster, Doctor en Filosofía, profesor de la UBA y la UNC





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