La voz de Hebe se levantó cuando la mayoría callaba
La inflexión intempestiva de su palabra, nacida del dolor, reivindicó la dignidad
en un país amasado por la mayor de las indignidades y por las diferentes formas de la complicidad
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Hebe fue un grito que rompió el muro del
silencio
Fue una voz destemplada e injuriosa como sólo sabe amasarla el habla
popular que no buscó eufemismos para golpear en el corazón de la
injusticia y del terror, pero que tampoco se calló
cuando, ya en
democracia, muchos exigían cerrar los expedientes de la dictadura
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Hebe
ha sido y sigue siendo, junto a otras voces de otras madres y abuelas,
la conciencia de los silenciados, la palabra de los asesinados, la
irreverencia de los que no se sometieron al poder ni aceptaron la
irreversibilidad de la historia que se ofrecía como política del
olvido y la reconciliación
Contra esa voz se ha organizado una campaña brutal y despiadada que
viene ocupando las tapas de
los principales diarios y las intervenciones
del ejército de periodistas que parecen disfrutar la profunda amargura
que atraviesa este momento de la vida de Hebe
Ellos están satisfechos,
han esperado pacientemente su turno como las hienas
que no han hecho
ningún esfuerzo y que sólo se preparan para lanzarse contra la víctima
inerme
Pero se equivocan, no conocen a Hebe
ni la significación de su
nombre y de su voz en el interior de la vida argentina
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Ellas, sus voces, entre las que estaba desafiante y potente la de
Hebe, estuvieron allípara salvar al país de su peor miseria: la del silencio absoluto, la de la complicidad abrumadora
La prensa canalla está cebada
Cree, de la misma manera que lo creyó durante el conflicto con el “campo” o durante las semanas posteriores a las elecciones de junio de 2009, que encontró lo que estaba necesitando para horadar
al Gobierno lastimándolo donde más le duele
Cree que la
fortaleza de una anciana de 83 años está debilitada y a punto de
desmoronarse
Se preparan, con su eterna mezquindad y sus escribas a
sueldo,
para tomar por asalto la causa de los derechos humanos
Si existe una causa sagrada e inviolable en un país que supo conocer
todas las formas de la injusticia, esa causa ha sido y sigue siendo la
de las Madres de Plaza de Mayo (sea la de la Asociación o la de Línea
Fundadora que, a los ojos de la historia, son iguales en dignidad y en
coraje)
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Por eso, hoy, ahora y siempre... todos somos Hebe
Ricardo Forster, Doctor en Filosofía, profesor de la UBA y la UNC
Ricardo Forster, Doctor en Filosofía, profesor de la UBA y la UNC
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