lunes, 25 de noviembre de 2013

Eduardo Aliverti: La reaparición



Como debieron reconocerlo
las principales espadas
del periodismo opositor
 
ella es el centro
de la política argentina
y del poder
 
 
Estimaron que la ausencia de Cristina
podía provocar un vacío de poder,
se regodearon con la suerte de “carnicería” interna
capaz de desatarse entre individualidades y sectores gubernamentales,
dejaron correr diagnósticos de psiquiatría electrónica

Pronosticaron que era dable prever
cambios sustantivos en el mercado cambiario,
vista la sangría de reservas monetarias

 
Y cuánto más
debiera serles exigible acertar en algo,
por una mera cuestión de credibilidad,
de autoestima profesional
 
 
El tema es...
que no se trata de eso,
sino de crear o acentuar
un clima adverso,
bajoneante, desgastador
 
Los títulos principales de diarios y portales citaron
que se pondrán más límites a los dólares,
hincados en el imaginario espantoso
que eso suscita en alguna clase media
y como si el centro del universo fuese
que habrá restricciones para importar autos
o reventar la tarjeta de crédito en el exterior


También se ha dicho demasiado que todos
los demás son comentaristas, y así es
 
 
 
Sea porque le puso blanco al luto,
porque se corrió de cámara y volvió con un perro chavista
que parece de peluche y que le mordió el pelo
y que en una de ésas le hacía pis,
 
porque algunos o varios dijeron
que se había transformado en una planta
o porque la mandaron a guardar antes de tiempo
 
Sea por lo que fuere,
todos atrás de ella
 
Cristina dejó que dijeran lo que quisieran,
volvió, los entretuvo con el perrito,
el pingüino artificial y la exhibición oronda
de que para verla transformada en un potus faltaría bastante
 
 
 
 
Al rato, al ratito, estaba el vocero presidencial
anunciando que sale éste y entra este otro
 
 
 
 
Una larga fila de gilastrunes
se quedó otra vez con la boca entreabierta,
a la vana espera de algún vegetalismo presidencial
o de una mujer cansada, impedida por “la capocha”,
con ganas de reposar
 
Los jodió
Les dijo, mandó, algo así como
“pongo a este ‘marxista’
a manejar la economía
y a este brillante tecnócrata pejotista
a tripular el oro y el barro”
 
 
Les dijo que si tienen algo mejor,
que lo traigan
 
Y lo único que recibió como respuesta,
según lo habitual, es la nada
 
 
 
Y un día volvió
y como debieron reconocerlo
principales espadas del periodismo opositor
 
ella es el centro
de la política argentina
y del poder
 
 
 
 Eduardo Aliverti
 
 
 
 
 
 
 


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