viernes, 2 de agosto de 2013

"La política es un conflicto que se dirime entre un nosotros y un ellos"



 
¿Estamos divididos los argentinos?
 
 
La pregunta viene siendo recurrente
 al menos desde que se empezó a delinear
el espíritu confrontativo que Néstor Kirchner
le imprimiera a su presidencia y que se transformara
en una marca esencial de la naturaleza del modelo
que se encuentra 10 años en el poder

Al kirchnerismo no le resulta del todo incómodo
el mote de “parteaguas” pues entiende que
 
 
la política es,
 ante todo,
conflicto que se dirime
entre un nosotros y un ellos,
aunque siempre en el marco
de los límites democráticos
 
 
 
 
 
 
 
De aquí que no se rasgue las vestiduras
por el pataleo histérico de los sectores minoritarios
que ven socavada su legitimidad,
pero sí advierta sobre
un conato de violencia preocupante
que se deja ver en las manifestaciones
que nuclean a sectores opositores
 
 
 
 
 
En esta línea
alcanza con ver los lemas de los letreros
que se enarbolan en las protestas caceroleras
 
la agresión a periodistas de la televisión pública y privada
que en ese marco se multiplicaron
 
así como también
prestar atención a la violencia verbal
que profieren referentes opositores
a veces impulsados por una envidiable locuacidad
 

 
 
 
 
La oposición intenta
invisibilizar esas acciones
y cuando no puede hacerlo
esgrime que estas
son sólo una consecuencia
de la violencia más sutil
impulsada desde
el propio gobierno
 
 
 
Independientemente de la discusión acerca
de si esto es o no así,
tal argumentación abre
una puerta a la justificación
de hechos de violencia más graves
 
 
A lo sumo, encararían la argumentación
afirmando que
“no lo justifico pero hay que entender
que el clima de violencia
desde arriba da lugar a excesos abajo”
 
 
Con todo, no se trata aquí de discutir
quién agredió primero o quién agrede más
 
Se trata de responder a esa pregunta inicial
acerca de si existe una división en la Argentina
 
 
Y la respuesta que guiará
estas líneas es la siguiente:
 
 sí, efectivamente,
la Argentina está dividida, 
 pero hace 200 años que lo está
 
 
 
 
En otras palabras,
la historia de nuestro país
ha estado marcada por las divisiones
 
 
 
 
 
en todo orden
y bajo cualquier paraguas categorial,
sea político, sociológico o económico

 
 
 
Se dice que las familias se pelean,
las parejas se separan 
y los amigos se distancian
por las diferencias políticas
 
 
 
¿Tienen razón al bosquejar ese panorama?
 
Claro que la tienen pero eso no significa
que estas fracturas
en el campo de las relaciones básicas
sean propiedad exclusiva
de los procesos peronista y kirchnerista
 
 
 
 
Lo que sí parece
signo característico de ellos es el modo 
 en que esas grietas inherentes a la Argentina
(y probablemente a buena parte de las sociedades
y los Estados modernos)
se han hecho carne y se manifiestan
sin ocultamientos
 
 
 
 
¿Por qué sucede esto?
 
Seguramente porque se trata
de procesos
que con infinitas diferencias
han intentado al menos
trastocar las estructuras vigentes
 
 
 
 
 
Se podrá discutir por qué lo hicieron
o en qué porcentaje lo hicieron,
pero no se podrá decir
que ambos procesos
resultaron indiferentes para las elites

 
¿O el dato para identificar un país partido
es simplemente el modo en que se dirimen
las diferencias políticas con nuestros familiares,
amigos y parejas?

 
 
Esta idea de una actual Argentina dividida
responde con naturalidad deductiva a los principios
de una matriz de sentido común neoliberal instalada
 
Se trata de aquella que considera
que sólo la política es la que divide
 
Dicho de otro modo,
pareciera que las diferencias económicas 
son producto de un natural estado de cosas
que aún estirando la distancia
entre los más que menos tienen
y los menos que más tienen,
responde al orden originario
de la unidad nacional
 
 
 
 
 
 
De este modo existiría
una desigualdad original
aceptada por los ganadores
y por los perdedores por igual,
y cualquier intento por transformarla
supondría un cambio político y,
en tanto tal, sería identificado como el mal,
 
 
una suerte de intromisión artificial
que genera crispación,
disputa, peleas y violencia
 
Según esta idea
como la economía es sabia,
no genera violencia
 
 
 
y como los pobres deben reconocer el lugar
que les corresponde,
no hay espacio para que se crispen
ni para que se peleen
 
 
 
En todo caso, quedará un lugarcito
para que la clase media dispute y,
según el contexto histórico,
gane o pierda terreno pero nada más
 
 
 
 
Así lo indica la matriz cultural
que se sigue del modelo neoliberal
que gobernó entre 1976 y 2001,
aquel que partió al país
 
pero en el que teníamos muchos amigos,
una buena relación de pareja y una comida familiar en paz
 
en la que se hablaba de todo,
menos de política
 
 
 
 
 
 
 

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