lunes, 5 de agosto de 2013

Claudi0 Diáz: "con él se me murieron un montón de palabras"



 
Es falso que un periodista
sea mejor cuando es independiente
o cuando es militante

Es grande, simplemente,
si no miente ni deja que los otros
mientan con impunidad

Y más, mucho más grande,
si además cree aquello que escribe,
como Claudio Díaz
 
 
 
 
Lo leía desde finales de los ’80,
cuando Claudio dirigía Jotapé,
una revista del peronismo combativo
 
Cuando junto a Gustavo Cirelli fundamos
la revista Contraeditorial,
en la que se contraponían visiones políticas y culturales,
pensamos en Claudio para que representara
esa franja de ideas ignorada
por los grandes medios corporativos:
las del pensamiento nacional 


 
 
Sus refutaciones de “prosa jauretchiana”
a Beatriz Sarlo, a Marcos Aguinis, a Halperin Donghi,
entre otros,
fueron tan impecables como implacables,
porque él escribía con la potencia
de los periodistas que creen en algo 

 
 
Infectados nosotros mismos
del virus de la rutina y el cinismo
que se propaga en las redacciones hace décadas,
la verdad es que esperábamos ansiosos
las columnas de Claudio

porque ellas nos reconciliaban
con lo mejor de este oficio,
que es cuando las palabras
y las ideas se abrazan


 
 
Para los que no son periodistas
quizá sea difícil de entender,
pero ese acto de libertad íntima
que un cronista decide exponer cuando puede,
cuando lo dejan

cuando tiene algo para decir
que le quema la yema de los dedos,
es quizá la contribución más genuina y generosa
al relato del tiempo que le toca vivir 

 
 
Dar testimonio desde la cabeza
y desde las tripas no es para cualquiera:
sólo los buenos periodistas salen airosos de la prueba

 
Claudio creía y nos hizo creer
 
Claudio se animaba y nos hizo animar
 

 
 
Lo más terrible es que, con él,
también se me murieron un montón de palabras



Roberto Caballero
 







 

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