martes, 7 de junio de 2011

Constantini: "mirándonos los ojos, interminablemente si es posible"

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“Nos estamos ocupando
de un tipo especial de comunicación
entre los hombres:
un tipo de comunicación profunda,
de adentro, parecida al amor,
parecida tal vez a la charla
de dos amigos frente a un vaso de vino...”

Humberto Costantini 
 
Claro, tienen paciencia,
tienden redes,
dicen como diciendo todavía,
te ofrecen su fraterno aburrimiento,
te ofrecen lindos nichos,
te convidan

A veces se insinúan sonrientes como putas,
tiran viejas carnadas,
te dicen que los otros,
que fulano,
es así
que vos en cambio...

Luego esperan,
te sonríen y esperan,
sencillamente esperan

Yo no les tengo lástima,
quisiera verlos chisporrotear en el infierno,
dando vuelta el manubrio de sus nadas,
bebiéndose sus muertes venenosas
como un aperitivo




¿Y si sí?

¿Si entre tanto Lenin,
coyuntura
y organismo de base,

entre tanto plenario y cigarrillo,
se nos está infiltrando la ternura
como un disimulado agente de la CIA?

¿y si apoyo la moción
quiere decir
sos linda?

¿y si yo estoy de acuerdo en el planteo
quiere decir
qué bárbaros tus ojos?

ojo compañerita,
vigilancia,
que el enemigo acecha

analicemos el asunto
a nivel de autocrítica

pero un poco más cerca,
mirándonos los ojos,
interminablemente
si es posible




Cacho Costantini

8 de abril de 1924 - 7 de junio de 1987


Consecuente militante de izquierda,
conjugó su compromiso social con originales técnicas narrativas


Un señor alto, rubio, de bigotes (1963),
Tres monólogos (1965), Más cuestiones con la vida (1967),
Una vieja historia de caminantes (1969), Háblenme de Funes (1971),
Los héroes de Trelew (1973), Bandeo (1975)
De dioses, hombrecitos y policías (1979)
(Premio Casa de las Américas)











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